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La madre de la corrupción

Ciudades invisibles
12 de junio de 2011 - 11:00 p. m.

En el ámbito global, el sector de la contratación pública más propenso a la corrupción son las obras públicas.

Un proceso ideal de contratación debe partir de diseños arquitectónicos y de ingeniería completos, con los cuales se convoca una licitación, que se adjudica al proponente que ofrezca el menor precio y las mayores garantías. Dada la exactitud de los diseños, el valor del contrato es fijado de antemano, haciendo imposibles los reajustes y otrosíes.

El IDU ha logrado producir un modelo de contratación conocido como “diseño y construcción”, que permite toda clase de ampliaciones. Consiste en abrir licitaciones públicas de obras con diseño y construcción incluidos, que son adjudicadas al menor postor, quien ha cotizado debajo del costo real de la obra, con el fin de obtener el contrato. Al ser quien produce los diseños, cambia a su acomodo los alcances y especificaciones de la obra, para llegar así a uno o varios otrosíes; no sólo remonta su posible pérdida, sino que está facultado para obtener las ganancias que desee, ya que manipula los diseños.

Esta modalidad usualmente es parte de los contratos “llave en mano”, los cuales suelen tener un anticipo superior al 50% del valor del contrato, que sin diseños, no es posible ejecutar.

El que sea el constructor quien controle los diseños le facilita a éste aumentar su utilidad con estrategias adicionales, como el contrato de los diseños más baratos que el mercado le permita —que muchas veces terminan siendo los más malos—, así como el empleo de materiales y construcción no idóneos para el uso público, pero que le ofrecen un margen de ganancia alto. De este modelo de contratación nos han quedado el aeropuerto Eldorado, cuyo otrosí fue avalado por el presidente Álvaro Uribe, el Transmilenio light de la séptima y el Parque de la Independencia, actualmente en debate en los medios.

Esta forma de contratación se ha extendido a las demás entidades distritales y nacionales, como el Invías. De tal manera, es el Estado el que fomenta la corrupción y el que propicia la aparición de “grupos Nule”. Es imperativo eliminar este sistema, madre de la corrupción estatal, y que además asuman su responsabilidad no solamente quienes lo crearon sino también quienes lo consintieron.

Guillermo Fischer.

 

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