La secta del feminismo

Columnista invitado EE
23 de mayo de 2017 - 09:44 p. m.

Por: Mar  Candela*

El feminismo es una bebida acida, fuerte, hirviendo y demasiado espesa que se bebe al ritmo personal de cada paladar.

No existe una clave o receta mágica para hacerte una feminista.

Nadie tiene la verdad absoluta sobre el método más efectivo de esta causa.

Lo que sí es indiscutible es que no somos una orden religiosa. Que las mujeres tienen derecho a no ser feministas, que ese derecho se los dio el feminismo. El derecho glorioso a decidir sobre todos los aspectos de su vida sin dañar a alguien, sin ser castigada por ello.

El  punto es que cada mujer, feminista o no, tiene una lucha diaria contra un sistema que la odia y que la engaña. Que  muchas veces le hace sentir que el feminismo es el error y no el sistema. Al comienzo, cuando empecé mi militancia feminista, formé parte del diverso grupo de mujeres  blogueando y twitteando acerca de las cosas que consideraban  injustas para las mujeres, proclamando que yo no era feminista. Me veo reflejada en esas “no feministas”. Eso sí, que nadie se atreva a manosearles sus derechos, a disminuirles el sueldo o a cualquier otra cosa a razón de ser mujeres, porque no lo van a permitir

Existen  celebridades como Shailene Woodley, la joven mujer que estelariza películas como "Divergente" y "Bajo la misma estrella", que han despreciado el feminismo en los medios.

Por supuesto, es completamente válido para alguien no identificarse como feminista.

Es su decisión personal. Y no está bien maltratar a las mujeres  por asumir esa postura.

En mi caso yo me descubrí feminista. Y hoy comprendo que  la mayoría de mujeres antifeministas están adscribiendo lo que creen a estereotipos impuestos  sobre el movimiento. No están documentadas de fondo  y simplemente  se han nutrido de imaginarios,  lejos de las fuentes  históricas.

Para Sam Killermans el feminismo es el ejercicio de "crear una sociedad en la cual el género de los individuos no les restrinja de tener oportunidades equitativas de éxito y felicidad".

La gente con frecuencia confunde el feminismo con la misandría, que significa el odio a los hombres. Existen  algunas  misándricas que también se identifican con el feminismo. Sin embargo,  son una minoría.

¿Qué hacemos para alcanzar a personas que han sido totalmente "lavadas del cerebro" por el patriarcado y la sociedad?  Tengamos en cuenta que La mayor parte de las antifeministas ignora  lo que el feminismo realmente es.

En lugar de desalentarnos, esto debería ser positivo. En lugar de avergonzar a las antifeministas por no concordar con nosotros, tenemos la oportunidad de informarlas, compartir saberes  clarificar el malentendido como una prioridad.  Alguna vez  la revista "Time" citó a Shailene Woodley diciendo: "Creo que la idea de elevar a las mujeres al poder y quitarles el poder a los hombres nunca iba a funcionar porque necesitamos balance”.

El movimiento feminista nunca ha actuado como un mecanismo para despojar a los hombres del poder. Esto es simplemente incorrecto. Las feministas tenemos como objetivo dividir el poder de manera equitativa, lo cual es absolutamente justo. Disfrutar de la compañía de los hombres, tener amigos hombres o amar a un hombre no te hace más o menos feminista.

Ser una mujer heterosexual o no serlo no es algo relevante para vivir el feminismo. El machismo inventa que el feminismo nos exige ser lesbianas.

Se conocen ironías de mujeres que expresan algo así: “Necesito el feminismo porque necesito una excusa para ser una puta borracha y engañar a mi novio". Y claro que esto duele y enfada. Claro que  quisiéramos decir “oye, estúpida, se trata de que puedas ser monógama o no sin que nadie te tache”..."se trata de que tus decisiones sean afectivas, válidas o no, para el sistema no sea pretexto para violarte y asesinarte”.

Claro que quisiéramos decir esto. Yo algunas veces sí dije algo así. El tiempo me ha enseñado que  esto sólo nos desgasta y hasta enferma sin lograr despertar la conciencia de las mujeres. La escritora Melissa A. Fabello explica, en su artículo "El dolor de ser feminista en un mundo antifeminista", a veces la mejor opción es sólo alejarse.

Y por difícil que sea entenderlo existen personas perfectamente educadas y muy inteligentes que entienden perfectamente de qué trata el feminismo y simplemente no están de acuerdo, y sin importar qué pedagogía usemos nunca cambiarán de parecer. Y sólo nos resta alejarnos por salud mental. Nosotras, las feministas, no tenemos súperpoderes para acabar con las mentes estrechas;  sólo nos resta seguir trabajando por lograr en derecho lo justo. El feminismo no es una religión incuestionable.  Andan algunas mujeres  con libros sobre reflexiones feministas como si se tratara de “las sagradas escrituras”  y van imponiéndoles a las mujeres las leyes y normas sobre cómo debe vivir una “feminista de verdad”. El feminismo no funciona así. Para ninguna:

El feminismo es un encuentro íntimo con nuestras cadenas. Es un espejo que nos lleva a vernos diariamente. El feminismo es una dinámica que hace que  el caminar diario nos lleve a vernos en otras mujeres y otras mujeres se vean en nosotras. Estoy de acuerdo con Tavi  Gavisson cuando afirma que es alienante el  concepto erróneo del feminismo, que dicta que  las mujeres para ser feministas deben vivir perfectamente coherentes, jamás tener inseguridades, dudas, saber todas las respuestas. Igual que ella pienso que es absolutamente falso y que justamente las mujeres nos hacemos libres cuando conocemos nuestras contradicciones ya que el feminismo no es una regla sino una constante  conversación.

Dijo Emma Goldman: "La verdadera emancipación no comienza ni en las urnas ni en los tribunales, sino en el alma de la mujer". Y con esa conversación diaria que necesitamos las mujeres con todas las mujeres que nos habitan y que somos  cada una de nosotras en la intimidad. Y sin una conversación con las otras, con las diferentes, con las que  no son feministas o las que son feministas “a su manera”, será imposible emancipar el alma de cada una de nosotras.

Algunas mujeres parecen vivir una experiencia de secta y no una experiencia  intelectual, racional, humana  e íntima.

En realidad nosotras antes que hablar de feminismo debemos vivir el feminismo.

* Ideóloga  Feminismo Artesanal.

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