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La verdad temida

María Elvira Bonilla
17 de mayo de 2010 - 01:54 a. m.

EL 13 DE MAYO SE CUMPLIERON DOS años de la extradición a Estados Unidos de los 14 jefes paramilitares.

Hoy son ya 20, en las cárceles norteamericanas, los acusados por delitos de narcotráfico. Los crímenes innumerables, desplazamientos forzados, en fin, la estela de terror y muerte que dejaron en el campo colombiano no preocupa a la justicia de Estados Unidos. Por ello, muy probablemente, nunca serán juzgados como lo corrobora el recién publicado Informe en el portal de internet Verdad Abierta.

Según el Informe sólo seis de los extraditados, Don Berna, Salvatore Mancuso, el Mellizo Mejía, Cuco Vanoy, Pablo Sevillano y H.H.  continúan, formalmente al menos, en el proceso de Justicia y Paz. Han hecho comparecencias esporádicas para responder por los crímenes cometidos en Colombia, entregando información a cuentagotas. A excepción de Mancuso que rindió diez versiones libres, hasta septiembre del año pasado cuando se negó a continuar, por no tener cómo documentar sus crímenes y los de sus hombres, ninguno de los demás paramilitares ha rendido más de dos versiones, con pocos aportes para esclarecer la verdad de lo ocurrido, limitados al único apoyo de su memoria. Son declaraciones aisladas, frente a delegados judiciales de la Fiscalía o de la Corte y no en audiencias públicas donde estén presentes las víctimas o representantes de ONG de Derechos Humanos, como lo exige la ley colombiana.

Mientras H.H. estuvo en el país, entregó una información valiosa y relevante en 15 versiones libres, con una disposición de colaborar que lo llevó a demandar insistentemente que no lo extraditaran hasta no concluir su proceso en el país. Desde que está en Estados Unidos nunca ha vuelto a ser citado a declarar. El conocimiento de la verdad de los hechos delictivos de paramilitares tan crueles y poderosos como Macaco, Jorge 40, Hernán Giraldo, Gordolindo, quedó truncado y sus víctimas sin posibilidad de esclarecer, reclamar o lograr reparación. Un duelo y un dolor que quedará sin respuesta alguna.

De allí la decisión, razonable y justa de la Corte. Decisión que irrita al presidente Uribe. Decisión formalizada en un concepto negativo a la solicitud de extradición de El Alemán, quien ha confesado su participación directa en 762 hechos delictivos y probable en otros 6.945 realizados por el bloque Élmer Cárdenas, del cual era comandante jefe. La Corte consideró que este proceso, fundamental para las víctimas y para definir en concreto las relaciones entre políticos, funcionarios y militares, no podía ser truncado para responder a los requerimientos norteamericanos.

La pretensión presidencial de confrontar nuevamente a la Corte Suprema constituye un error mayúsculo. Está en su autonomía, tiene la obligación constitucional de velar porque se respete la Ley de Justicia y Paz, cuyo principio es garantizar el acceso de las víctimas de los grupos paramilitares a los derechos de verdad, justicia y reparación, por encima del requerimiento de cualquier otro tribunal. El comportamiento presidencial despierta una inquietud grave: ¿por qué tanto temor a la verdad de los ‘paras’? Será porque es una verdad que puede seguir enlodando círculos de poder en el país y que por tanto es preferible acallarla, con la distancia.

 

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