Larga vida a la berenjena

Creo que los italianos son los únicos que han sabido explotar como debe ser todas las inagotables virtudes de las berenjenas, ese fruto de riquísimo sabor y textura tan particular.

Pero no fueron los primeros. De hecho, su cultivo es uno de los más antiguos de la humanidad, con indicios que datan de 2000 años a. de C., en el norte de India, China y el sudeste asiático. Los musulmanes la introdujeron en el Mediterráneo, y allí griegos, italianos y españoles se encargaron de popularizarla, con su mousaka, parmigiana y escalibada, respectivamente. La berenjena es, en efecto, uno de los pilares de la sonada dieta mediterránea. Me fascina parrillada y con buen aceite de oliva, pero también se puede aprovechar en encurtidos para extender su vida útil, que es como la quiero proponer esta semana. Una buena conserva, luego de su pasteurización, se puede mantener intacta durante un par de meses, y sin necesidad de pasteurizar, tan sólo en refrigeración, por algunas semanas. Esta preparación es una excelente idea para una tarde de tapas, para acompañar un asado, en un buen sánduche o a manera de entrada saludable.

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INGREDIENTES

6 berenjenas peladas y cortadas en rodajas gruesas
1/2 litro de agua
1/2 litro de vinagre blanco
1 cucharada de orégano seco
1 cucharada de peperoncino
1 puñado de pimienta negra en grano
1 cabeza de ajo cortada a la mitad
5 hojas de laurel
1 cucharada de sal gruesa
Aceite de oliva

PREPARACIÓN

En una olla ponga a calentar el agua, el vinagre y los demás ingredientes, menos el aceite. Cuando hierva, cocine allí las rodajas de berenjena durante dos minutos, retire y deje enfriar. Acomode en un frasco grande poniendo un poco de los condimentos entre capa y capa. Cubra totalmente con aceite de oliva y cierre herméticamente. Para una mejor conservación, pasteurice en agua caliente a temperatura inferior a 100°C. Reserve en refrigeración.