Publicidad

Lo bueno también existe

Patricia Lara Salive
25 de julio de 2014 - 04:17 a. m.

Los periodistas tendemos a resaltar lo malo, a cuidar el rating, a escribir sobre lo escandaloso, y pocas veces hablamos de lo bueno.

Pero ahora me voy a olvidar de las peleas políticas para destacar la labor científica de dos colombianos, Enrico Nasi y María del Pilar Gómez, una pareja bien avenida tanto en la ciencia como en el amor, de quienes supe por el neurocientífico Rodolfo Llinás. Ambos se dedican a la biofísica y trabajan tanto en la Universidad Nacional como en el Marine Biological Laboratory (MBL) de Massachusetts, un centro al que están adscritos 68 premios nobel.

Allí, los Nasi hacen unas cosas rarísimas: miden la actividad eléctrica inducida por luz en células fotosensibles de diferentes organismos marinos, entre los cuales ocupan un lugar principal las vieras, unas especies de ostras gigantes, deliciosas al paladar, que tienen muchos ojos y, por lo tanto, muchas retinas, lo que les facilita estudiar mejor cómo la luz produce señales que permiten que el ojo procese información. Estas mediciones las complementan con estudios de bioquímica y biología molecular, y su propósito es ayudar a entender no solamente cómo los estímulos ambientales son convertidos en señales eléctricas por células especializadas, sino también cómo han evolucionado estos mecanismos. Dicho conocimiento puede parecer exótico, pero, según Nasi, tiene relevancia práctica para la biotecnología e inclusive para la medicina.

Hace siete años, Enrico y María del Pilar, quienes trabajaban como profesores en el Departamento de Fisiología y Biofísica de la Universidad de Boston, decidieron retornar a Colombia y, con el fin de estimular la investigación experimental, le donaron al Centro Internacional de Física, adscrito a la Universidad Nacional, algunos equipos que sirvieran de plataforma para proporcionar un entrenamiento inicial a estudiantes de diferentes carreras científicas.

Al mismo tiempo mantuvieron un laboratorio activo en el MBL, donde Llinás pasa los veranos realizando experimentos. A ese centro de Massachusetts, los Nasi llevan cada año entre tres y seis de los estudiantes de la Universidad Nacional mejor calificados y, con financiación de fundaciones americanas, les pagan totalmente su estadía. Muchos de ellos logran obtener becas en programas de doctorado del más alto nivel.

Es así como, hasta ahora, han patrocinado 55 pasantías que han beneficiado a una veintena de estudiantes colombianos. Y una docena de ellos ya se encuentra adelantando estudios de doctorado en Europa y en Norteamérica.

Ahora esperan expandir y diversificar su iniciativa mediante un intercambio con el laboratorio que tiene en París Isabel Llano, otra colombiana destacada. Su objetivo es echar a andar nuevas líneas de investigación y formalizar nuevas oportunidades de intercambio para jóvenes colombianos, de modo que puedan acceder a otros centros de investigación en el exterior.

¡Ojalá logren hacerlo! Su labor, en este país donde hace tanta falta el talento humano calificado, merece estimularse.

Así se me vengan encima el expresidente Pastrana y medio país, felicito al expresidente Ernesto Samper por su nombramiento como presidente de Unasur. Creo que él, un miembro de la izquierda liberal, amigo de la social democracia y conocedor de los procesos políticos de América Latina, puede desarrollar allí una positiva labor, que fortalezca la unidad latinoamericana y empuje nuestro proceso de paz. ¡Llevarlo a la cabeza de Unasur fue un acierto!

 

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar