Logroñés

Los problemas de retrasos en pagos y seguridad social a jugadores no ocurren sólo en países como Colombia, Perú o Bolivia. También suceden en Argentina, Brasil y, quien lo creyera, España. La diferencia es que allá los jugadores no se dejan y la dirigencia máxima no los alcahuetea.

Se trata del club de fútbol Logroñés. Fundado en 1940, jugó hasta 1950 en tercera división, cuando alcanzó su ascenso a segunda, pero fue hasta 1987 cuando logró su estreno en la liga de las estrellas, donde se mantuvo hasta 1995 logrando un honroso séptimo puesto en 1990. Tras un breve regreso a segunda división, volvió a ser parte de la primera línea en 1996 regresando a su estado natural en 1997. Desde entonces, los problemas económicos se han agudizado y el club milita en tercera, tras haber sufrido en los últimos ocho años tres descensos por impago a sus jugadores.

La semana pasada fue trascendental en la historia del Logroñés, pero no por sus logros. Tras tres meses sin cobrar, su DT, Edu García, renunció el viernes y la plantilla de jugadores no había entrenado hacía una semana, muchos exigieron su carta de libertad o decidieron no volver a trabajar hasta que no les paguen, razón por la cual nadie sabía si el equipo se iba a presentar a su compromiso del fin de semana ante el Arnedo. No jugar hubiera significado el descenso a la categoría Regional Preferente de no ser porque, al mejor estilo del fútbol de potrero, acudieron al compromiso nueve jugadores. Sí, leyó bien, el Logroñés jugó un partido oficial con nueve jugadores. El resultado, anecdótico, fue de 1-0 en contra. Los nueve ‘valientes’ o ‘idiotas útiles’, dependiendo desde donde se mire, sostuvieron una reunión previa con el dueño del equipo, Javier Sánchez, quien les prometió que el 15 de enero estarían cobrando su platica. Para colmo de males, el equipo sólo contará con ocho jugadores para la próxima fecha pues fue expulsado un tal Escalada.

Parece una fábula donde la enseñanza es que los directivos deben pagar a tiempo a sus jugadores si quieren ser dueños de un equipo. Pero no. Es una historia de la vida real, de otro mundo, pero real. Si en Colombia existiera el descenso por retrasos en pago a jugadores como en España, tendríamos que jugar un triangular en primera y desaparecer la segunda. Ah, y organizar un campeonato de fútbol cinco.