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Los modelos a medias

Moisés Wasserman
24 de marzo de 2011 - 05:13 a. m.

Entre los argumentos que se han presentado alrededor de la nueva Ley de Educación Superior llaman la atención algunos modelos económicos.

Me recuerdan a esos pacientes neurológicos que por lesión en el hemisferio derecho del cerebro pierden la capacidad para captar lo que se sitúa al lado izquierdo de ellos. La mitad del horizonte deja de existir. Aunque lo vean, lo ignoran como si estuviera en otra dimensión del mundo real.

Uno de esos modelos es la introducción en Brasil de la educación con ánimo de lucro. Aumentó la cobertura, se movilizaron recursos y fue impulsada por el presidente Lula da Silva. La mitad que no se muestra es que las instituciones con ánimo de lucro son de regular calidad, y por eso los estados y el gobierno aumentaron su apoyo a las universidades públicas emblemáticas. Son así la de São Paulo, la de Campinas, la Federal de Río de Janeiro y otras que son las que aseguran, a costos mínimos, la opción de alta calidad en pregrado y posgrados para la élite estudiantil.

Otro modelo que se ha venido proponiendo es el australiano de recobro a los egresados. Es un sistema en el que las universidades le cargan a “su cuenta” los costos de matrícula al estudiante y cuando ya está trabajando y devengando los cobran a través del sistema de impuestos nacionales.

La parte que no nos muestran es que el ingreso per cápita en Australia es 12 veces el colombiano, que sólo se empieza el cobro cuando el ingreso lo permite (es decir, después del posgrado y dando margen para construir un patrimonio familiar) ni que todas las universidades son públicas, de forma que no se constituye en un impuesto exclusivo para quienes no tienen posibilidad de pagarse sus estudios.

El modelo americano es presentado como paradigma de un sistema privado, pero no se muestra la otra mitad, que es el conjunto de universidades públicas más grande del mundo, con altos subsidios para los estudiantes y con un sistema combinado de préstamos o becas que impide que un joven se quede sin estudios.

En el nuevo proyecto de ley se proponen aportes adicionales a las universidades públicas por 1% el primer año, 2% el segundo y 3% el tercero y en adelante hasta 2019. El modelo calculó cuánto va a significar eso en erogación para el Estado. Lo que no se ve es que ese aumento está condicionado a tareas nuevas que en poco tiempo causarán a las universidades gastos que superan el ingreso.

Podría traer más modelos, seguramente algunos de ellos aplicables en Colombia. Pero el éxito para su implantación dependerá de que los implantemos completos.

 

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