Los personajes

Felipe Zuleta Lleras
22 de diciembre de 2012 - 11:00 p. m.

Como hemos sostenido en otras columnas, pagar impuestos ciertamente no es un placer, mucho menos en un país en donde un altísimo porcentaje de los ingresos del Estado acaban en manos de los delincuentes de cuello blanco, bribones y gurrupletas que les meten las uñas a los dineros de la salud, la educación, la infraestructura, entre otros.

Esto, sin embargo, no es un obstáculo para reconocer que los personajes del año son el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, y su coequipero Juan Ricardo Ortega, el honesto y bien preparado director de la DIAN. Entre los dos sacaron —en relativamente poco tiempo— una reforma tributaria que, de producir los resultados anunciados, debería hacer de nuestro país un sitio más equitativo para millones de compatriotas.

Por supuesto, uno no puede estar de acuerdo con la premisa de que los ciudadanos de clase media que ganan más de diez millones de pesos son ricos. Lo son, claro está, comparándolos con los ingresos de millones de trabajadores que ganan un salario mínimo de hambre.

Cárdenas es tal vez uno de los mejores ministros de Hacienda que ha tenido el país en los últimos años, pues es honesto, transparente, preparado y de modales envidiables. Su trato personal con sus subalternos y con las personas con las que tiene que relacionarse a diario es impecable. Y tal vez por todas esas cualidades es que sacó adelante esta reforma. Reforma que, estudiada al detalle, pone a los ciudadanos a tributar de una manera más expedita y clara. Es decir, con unas reglas del juego que hacen del estatuto tributario un sistema de normas moderno, copiado diría yo al de Canadá. Usted gana tanto, tributa X cantidad de plata y deduce esto y aquello.

Por supuesto que la reforma tiene un pero muy grande, y es la decisión equivocada del Congreso de no poner a los ricos a pagar el 5% sobre los dividendos. Lo que querría decir en la práctica que acabaremos pagando más impuestos los empleados que los dueños de las empresas.

En cuanto a Ortega, debemos decir que si bien no es el hombre más simpático del mundo, es igualmente bien preparado: la Universidad de los Andes y Yale. Pero bueno, como no lo nombraron para ser querido sino para aumentar los ingresos del erario, debemos decir que es el personaje indicado para el cargo que desempeña. Al igual que Cárdenas, es claro, habla poco y su eficiencia no tiene nada que ver con la de la mayoría de los funcionarios públicos que no hacen su trabajo a conciencia.

Se destacaron también por su eficiencia y seriedad la contralora Sandra Morelli, quien se ha vuelto el terror de los corruptos. Y debemos por supuesto elogiar al fiscal Eduardo Montealegre, quien en sólo ocho meses ha logrado decisiones importantes, aun cuando le faltan todavía más resultados.

A su lado debemos resaltar a Falcao, quien literalmente es un berraco, además de ser una excelente persona. La semana entrante hablaremos de nuestros antipersonajes. ¡Les deseo una Feliz Navidad a todos!

 

 

 

 

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