Los rojos

Iván Mejía Álvarez
28 de febrero de 2017 - 03:00 a. m.

El rojo estuvo de moda durante el fin de semana.

Gustavo Costas le dio una voltereta a la formación de Santa Fe e intentó tener más fútbol, más tenencia, mejor juego de posesión y posición. Lo consiguió parcialmente y los cardenales aumentaron su ya largo invicto en el torneo. Costas es un tipo serio y de su charla final vale la pena rescatar una frase: “por fin hicimos goles con pelota en movimiento”. Los goles a balón parado, el trabajo de la semana, la estrategia, son un buen aderezo, pero no pueden ser la única manera de triunfar y marcar goles. Más manejo, elaboración, fútbol por los costados, llegadas colectivas y no siempre por la vía del contraataque. El técnico rojo sabe que el paladar del hincha quiere un poco más de juego y este aplaude los triunfos, pero también quiere recrear la vista con fútbol. No todo pasa por el camino del resultado. Arango marcó un golazo, propio de un crack, pero siempre queda la sensación de que tiene mucho más para dar, que ese diamante debe brillar mucho más.

Al Cucho Hernández le dieron media hora en el Pascual y fue suficientes para que la afición americana saliera pensando que Hernán Torres no debe seguir administrándole los minutos al joven delantero. Debe ir de titular. Su juego está por encima de Farías y Mena y resulta complementario de Martínez Borja, el futbolista más desequilibrante del América en los actuales momentos. Ganó América con solvencia, mostró una buena presión alta, trabó y cerró los caminos al Pasto y la cuenta pudo ser más alta. La afición se pregunta por qué jugaron tan mal contra Jaguares. Los rojos miran hacia arriba en la tabla, no quieren mirar al fondo, y tienen en el foco a Bucaramanga, que se cae a pedacitos.

Es increíble lo que le pasa a Juan Fernando Caicedo con el rojo de Antioquia. Erró una pena máxima y dilapidó como mínimo cuatro opciones de gol. Tiene el arco cerrado, pero sería injusto no destacar las bondades de su juego: pivotea muy bien, se tira atrás y colabora en el circuito ofensivo, está ahí, frente al arco, pero no define. Es placentero saber que Zubeldía respalda su juego y lo considera vital en un equipo que sigue teniendo en la pareja Marrugo-Quintero una fuente inagotable de elaboración y llegadas. Ya llegarán los goles de Caicedo.

Jorge Perdomo, presidente de la Dimayor, anunció que en poco tiempo se cambiará el balón rojo y se volverá a un color que se distinga en la televisión. Esa pelota playera, saltarina y fosforescente, fue un fracaso y esto es fútbol profesional que merece ser jugado en las mejores condiciones.

 

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