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Los TLC, la política y los paros

Columnistas elespectador.com
25 de agosto de 2013 - 11:00 p. m.

Los bloqueos son la expresión de sectores fuertemente golpeados. ¿Son, también, un argumento electoral?

Las cifras muestran que es apresurado  afirmar que la economía perdió con los TLC aunque sean preocupantes los incrementos en las importaciones de lácteos (200% en el primer año).Pero si al agro no le va bien y a la manufactura tampoco, mucho de nuestro futuro queda en manos de la producción petrolera y la exportación de materias primas. El modelo económico está cambiando y eso se siente.

La geografía de los paros deja ver que en ellos hay de todo. Desde  reclamos de sectores cafeteros, tradicionalmente importantes y “consentidos” por el Estado, y los transportadores, con clara influencia de quienes antes promovieron los TLC y ahora los condenan, pasando por los reclamos justos de  pequeños productores campesinos de leche y papa en el altiplano cundiboyacense, Nariño y el Cauca, hasta las expresiones politizadas de zonas con clara influencia de las FARC que deben considerar “obligatorio” participar en las protestas, a pesar(o como complemento) de que sus jefes negocian en La Habana.

Los efectos positivos de los TLC existen, pero no salen a desbloquear las vías: a estas horas nadie destaca el impacto de las importaciones  en el control de la inflación, cosa que beneficia a la mayoría de colombianos; el “bajo” costo de maquinarias, vehículos y otros componentes importados etc.

Por defecto atribuible a la escasa respuesta de sectores llamados a aprovechar la ampliación de mercados para promover exportaciones, nuestras ventas al exterior no salen tan bien libradas, hasta ahora, y la balanza comercial, con los países con que tenemos tratado, no se puede calificar positivamente. Mientras en Colombia el TLC es motivo, aún, de debate filosófico, las importaciones “baratas”, de producciones más competitivas y a veces subsidiadas, llegaron y con ellas sus efectos que  empiezan a generar distorsiones en el mercado interno.

Las cifras son contradictorias: La siembra de Arroz aumento 13.4% en el primer semestre de 2013, mientras los sectores  afectados  denuncian los efectos de sus importaciones; las exportaciones a Estados Unidos cayeron en un 13% y la manufactura  un 3.4%.Son cifras para preocuparse pero no todas son responsabilidad de los TLC. Existen otros factores, como la revaluación del peso, y la caída en el mercado mundial de materias primas, como consecuencia de la desaceleración en China y la crisis de occidente, que han afectado las exportaciones.

¿Estamos cortos en competitividad? Pues claro. Por ejemplo, los fletes internos siguen siendo más costosos que los internacionales por una confluencia de gasolina y peajes caros con vías deplorables. En la estructura productiva del país no conseguimos remplazar los empleos que perdemos con los productores chinos, aunque no tengamos tratado .La competitividad, en este nuevo modelo, parece reducida a la ventaja natural que el país tiene en los sectores petrolero y minero sin que la reacción de gobiernos y empresarios se note, todavía.

Existen razones válidas para la protesta de sectores que resienten alto costo de insumos y bajos precios en sus productos. La pequeña producción campesina a la cual el Estado debe responder con prontitud. Otros, como los cafeteros, están vinculados, históricamente, con la política tradicional.  Es cuestión de tiempo y las respuestas deben ofrecerse rápidamente: el gobierno debe conocer que muchos de los palos que bloquean las carreteras tienen como objetivo prioritario meterse en las ruedas del  carro de su reelección.

 @herejesyluis

 

 

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