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Más allá de Uber

Mauricio Botero Caicedo
22 de marzo de 2015 - 01:59 a. m.

En cuestionable contubernio con el “zar” de los “amarillos”, Uldarico Peña, la ministra de Transporte ha decidido prohibir la opción del Uber, haciendo caso omiso de los derechos de los 100.000 ciudadanos que acuden a esta plataforma al considerar que este servicio —aparte de que se presta indistintamente llueva o no llueva y no depende del destino final del pasajero— es infinitamente más limpio, cómodo y seguro.

El periodista Felipe Zuleta, en reciente columna en El Espectador (mar. 11/15), señala: “El Gobierno no fue capaz de manejar el tema de Uber, simplemente porque la tecnología va más allá de las normas, porque el derecho debe adecuarse a las necesidades de los ciudadanos y eso no lo entendieron en el Gobierno. En este caso, parece tener más poder don Uldarico que los miles de ciudadanos que preferimos pagar más antes que someternos al poder inconmensurable de este señor”.

Según informes de prensa, las razones que da la ministra Abello para negar la legalización de los servicios como Uber es que el Gobierno alista un decreto para cubrir el mercado de servicios de lujo con taxis de alta gama. Sin embargo, algunos expertos, como Jorge Acevedo, profesor de Ingeniería de Los Andes, cuestionan esto: “Crear una línea de lujo ignorando que ya hay una es una miopía total. Uber ha demostrado que es una idea que resuelve las necesidades no solo en Bogotá, sino en el mundo. Mientras el mercado funcione bien, el Gobierno no debería meterse”.

El tema del taxi vs. Uber va más allá de la disputa entre dos servicios de trasporte urbano. Va más allá porque representa nada menos que la misma concepción del Estado. Es decir, ¿son los burócratas los que deciden la suerte de los ciudadanos como ocurre en las sociedades totalitarias, o son los ciudadanos los que deciden y los burócratas se limitan a su papel de servidores públicos?

El filósofo austriaco Karl Popper, en su libro La sociedad abierta y sus enemigos, presentó un apasionado alegato a favor de la libertad del ser humano. Como indica el título, Popper en “sociedad abierta” se refería a una estructura política en la que no sólo se garantizaba el mayor grado posible de libertad individual, sino que, además, y a diferencia de las formas de gobierno totalitarias, estaba siempre preparada para sufrir transformaciones y adoptar innovaciones sociales. En este sentido, como lo menciona el autor alemán Helge Hesse, “Popper se consideraba heredero de la tradición de la Ilustración y su demanda de igualdad, dignidad humana y respeto a la diversidad de los individuos. En el segundo volumen de La sociedad abierta, Popper comenta al respecto: ‘De todos los ideales políticos, quizá el más peligroso sea el deseo de construir el cielo en la tierra’, ya que el ‘intento de construir el cielo en la tierra conduce siempre al infierno’, frase esta última que se ha convertido en la cita más famosa de Popper”.

En el caso de Uber hay una pregunta de fondo: ¿Tienen los ciudadanos el derecho a negarse a recibir un servicio cuando éste es ineficiente o presenta problemas graves, o se tienen que doblegar a las instrucciones que desde arriba dan los burócratas? La señora Abello se debe abstener —de la mano de Uldarico— de construir “el cielo en la tierra” con sus taxis de lujo. Reglamentar el Uber es ejercer autoridad; ¡prohibirlo es imponer arbitrariedad!

 

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