Me prohíbo

Fernando Araújo Vélez
04 de junio de 2017 - 01:30 a. m.

Algunos años atrás colgué un letrero en una descascarada pared de mi oficina que decía “Prohibido olvidar”. Con el tiempo, el papelito se fue opacando y algunas partes de las letras de aquella frase de Rubén Blades se fueron destiñendo. Igual, todas las mañanas la miro y la leo, y cada vez que la leo, o la imagino, vuelvo a mi estado preferido, una mezcla de indignación, de rabia, de lucha, de no olvidar, de dolor, de angustia, y mientras recorro las viejas letras de Blades, voy recordando a unos cuantos personajes con sus puñaladas por la espalda, con sus falsas posturas, sus aún más falsas luchas, y me prohíbo olvidar.

Me prohíbo olvidar sus mezquindades y su hipocresía, pero aún más, me prohíbo olvidar palabras y conceptos que parecen haber pasado de moda, como la dignidad, el idealismo, la lucha, la revolución. Me prohíbo caer en las modas de la humildad y la sumisión, y en el concepto de la nueva y sana vida, y me impongo la infinita misión de vencerme todos los días, y de volver palabras, frases, párrafos y páginas mis odios, mis depresiones, mis angustias, y esa amargura que hace tantos, tantos años me atormentaba. Me impongo, en fin, la mágica misión de ir por la vida volviendo palabras todo.

Me prohíbo los manuales y escupo encima de los tips, las felices fórmulas de felicidad, y la felicidad como me la han vendido y me la siguen vendiendo. Me prohíbo lo fácil y sonrío, irónico, cuando oigo por ahí que alguien dice haberle encontrado un sentido a la vida. Imagino entonces a los vendedores de humo promocionando y vendiendo ese sentido de la vida: “Venga, compre su sentido de la vida y sea feliz”, “Cursos intensivos para encontrar el sentido de la vida”, “Diez consejos para hallar el sentido de la vida”, “Viaje al sentido de la vida”, y así, e imagino después el baile de los miles de millones de billetes, el poder, la política, el meter miedo, la extorsión, los ingratos arrastrados y todo lo que aparece detrás de las falsas ilusiones. Todo eso y todos esos por los que alguna vez, años atrás, escribí “Prohibido olvidar”.

Fernando Araújo Vélez

Por Fernando Araújo Vélez

De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual es editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com

 

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