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Metro

José Fernando Isaza
04 de junio de 2015 - 03:56 a. m.

UN HECHO POSITIVO, DEL ENÉSIMO proyecto del metro de Bogotá, es que hoy existen estudios de ingeniería de diseño y un estimativo de costos.

El “cheque” por $ 9,5 billones que giró la Nación tiene una cláusula que puede leerse así “yo pago si el otro paga”. En efecto, la Nación paga si el Distrito aporta el 30% del valor de la obra, $4,1 billones en “fuentes de recursos legalmente exigibles”. Las ideas del alcalde sobre el aporte del Distrito no cumplen este requisito. Ha propuesto :
 
Utilizar los recursos de la Empresa de Energía de Bogotá (EEB), para capitalizar en la Empresa Metro, o reducir el patrimonio de la EEB en $ 2,53 billones que figuran como reservas.
 
Es diferente comprometer dividendos futuros para completar los $ 4,1 billones, que emplear recursos de la EEB para capitalizar a una empresa como el Metro que no genera utilidades. Todos los metros requieren un subsidio que cubra, al menos, los costos de inversión. En el mejor de los casos la tarifa sólo cubre los costos variables, en el caso de Bogotá puede estimarse en $4.000 por pasajero los costos de amortizar la infraestructura: estos deben ser asumidos por la Nación y el Distrito. El sistema de transporte masivo genera altos rendimientos sociales, mejora la calidad de vida, aumenta  la productividad, etc., pero las inversiones para lograrla no pueden porvenir del usuario, la tarifa sería prohibitiva. La Nación  no espera recuperar, no como dividendos ni como repago de la inversión, los $ 9,1 billones: el Distrito tampoco puede aspirar a esto. Por lo que una inversión de la EEB en la sociedad Metro que equivale a una expropiación de los inversionistas privados (fondos de pensiones, pequeños y grandes inversionistas de dicha empresa). Los códigos de buen gobierno deben impedir esto.
 
La otra idea de descapitalizar la EEB en los $2,5 billones de reservas, desconoce que estos recursos que no son líquidos, están invertidos en los diferentes activos societarios y operativos. Para retirar estos recursos tendría que endeudar la EEB, y aplazar inversiones que están dentro de su objeto social, —la energía—. El componente líquido del balance, $467.000 millones, está comprometido para pagar 1 billón de pesos de dividendos en  2015. Algo similar sucede con la idea de emplear los recursos de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá.
 
Si no se hubieran debilitado las finanzas de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, por la improvisación en el cambio de modelo de recolección de basuras, habría un mayor excedente que el Distrito podría invertirlo en el Metro. 
Concesionar para actividades comerciales las estaciones generaría recursos, marginales, pero de todos modos ayudarían a la financiación.
 
Utilizar la valorización presenta las siguientes inquietudes: los propietarios de lo inmuebles pagarían por una obra que utilizarían no antes de 10 o 20 años y durante el tiempo de construcción, más que valorar los predios, los desvaloriza.
Afortunadamente, las financias distritales son sanas y permiten recurrir al endeudamiento.
 
El estimativo de 10 o 20 años surge de analizar los tiempos de las recientes obras en Bogotá, con las instituciones actuales, la mano de obra actual, etc.; por ejemplo, el trabajo de 200 metros en la calzada de la carrera 11, duró más de un año. El deprimido de la 94, obra de complejidad varias órdenes de magnitud inferior al metro, lleva 4 años y el Distrito no parece ser capaz de concluirla. 

 

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