Mitos y leyendas del Hip Hop

Don Popo
01 de noviembre de 2016 - 08:32 p. m.

Ya había visto por Facebook las manifestaciones de artistas, líderes y cultores de la cuidad, “derroquemos a Peñalosa”, y a ¡Juan Ángel!

“Don Popo, diga algo!”. Me exigían algunos. —Los estoy dejando asentar—, era mi respuesta. “Pero los estamos cogiendo en flagrancia y ¿sigue dudando?”. Hasta que Juan Ángel me mentó la madre...

Fue un mes antes de la víspera del festival Hip Hop al Parque; me invitó a su oficina, en Idartes, porque quería cancelarme el festival de Hiphoppers por la Paz.

–¿Cómo vas a cancelar un festival que espera movilizar 5.000 personas por el Sí a La Paz?, le interrogue extrañado. (¡A lo mejor iba a votar por el No!)

–¿Pero cómo no, si se acerca Hip Hop al Parque? Me respondió un ratoncito enjaulado y temeroso del dragón, llamado Hip Hop, al que se enfrentaba, que escupe fuego con rap por la boca y derrumba muros y los pinta, con la cola.

Él sólo había escuchado mitos de la cultura Hip Hop, que era una horda de violentos, asesinos, drogadictos. Así que, en medio de la reunión, se enroscó y atacó: “No voy a premiar a esos ñeros, gamines, violentos, criminales”, “los voy a castigar”, “quitaré los invitados internacionales, eliminaré un día. Las barras bravas son mejores; esos por lo menos tienen plata. Lo que necesitamos son más eventos como Jazz al Parque”. Fue su respuesta cuando le sugerí celebrar los 20 años del festival con bombos y platillos, como deseábamos. Fue como si me hubiera mentado la madre:

–¿O sea que los recursos públicos son sólo para llevarles cultura a los del parque de la 93?

–El deber de un funcionario es satisfacer el derecho a la cultura de todos los ciudadanos, hasta de los habitantes de la calle que desplazaron del Bronx.

–Los del Hip Hop no somos generadores de violencia; los malos no tiene tiempo para cantar y bailar. Así como los curas violadores de niños escuchan música clásica o los traquetos vallenato, los pillos pueden escuchar rap; eso no nos hace responsables de sus actos. Las masacres, las desapariciones, el narcotráfico, la corrupción le hacen más daño a Colombia; o monten un proceso de desmovilización de los hiphoppers (con salarios y curules para todos por pintar muros y hacer rap; ¡eso sí nos arreglaría la vida!). Pero si les da miedo dar arte a los ñeros, ¿se la darán a los desmovilizados? Los ñeros y los habitantes en situación de calle son responsabilidad de la ciudad, resultado de un sistema que ha sido excluyente históricamente. Agradezcan que les prestamos nuestro arte para que cumpla sus obligaciones jurídicas y políticas. Me le regué...

Y, antes del día D, Juan Ángel renunció. ¡Le pidieron la cabeza. Cantaron victoria algunos! (¿Sería una señal de que Peñalosa le está bajando a la arrogancia y está escuchando?)

El festival se realizó. Los 20 años de Hip Hop al Parque en la ciudad se celebraron con artistas internacionales, sí, pero sin ninguna rimbombancia como los 20 de Rock al Parque, y, sí, con ñeros, y con estudiantes, madres y empresarios. Y con “0” muertos. Y paz. (Aunque la plática de Hiphoppers por la Paz / festival privado / sí se perdió porque la mayoría de estos vergajos no salió a votar)

Yo sigo siendo optimista. Le doy la bienvenida a Juliana Restrepo, nueva directora de Idartes. La invito a que se acerque a los colectivos de artistas y cultores, sus fundaciones y empresas; sin arrogancia, sin prejuicios ni estigmas, con la escucha activa, y se deje acompañar. Qué el sector cultura, y el Hip Hop en especial, es el mayor generador de opinión, el más eficaz movilizador social.

Juliana, no te dejes infundir miedo por mitos y leyendas. Los dragones no existen, ¡el Hip Hop sí!

 

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