Mujeres arriba

Antonio Casale
10 de febrero de 2017 - 03:00 a. m.

Un golazo se apuntó la Dimayor con la realización de la primera liga femenina profesional de fútbol que comienza el 18 de febrero. El torneo, que corría  el riesgo cuando se anunció de no conseguir patrocinios, ya está subsidiado por Coldeportes y la ONU.

De esta manera se comienza a construir de una forma seria la estructura del fútbol femenino que tan buenos resultados nos ha dado a nivel continental en cuanto a selecciones, pero que hasta ahora era más consecuencia del talento de las chicas que de una estrategia seria.

Vendrán mujeres de varios países a participar, lo cual aumentará el nivel. Varias de las superpoderosas engrosarán el torneo y la gente las podrá ver en los estadios como abrebocas de los juegos masculinos. Pero el éxito va más allá de lo deportivo. Socialmente, el fútbol da un ejemplo de igualdad de género digno de admirar a nivel local, aunque sigue estando lejos del tenis a nivel mundial. Este último es el deporte en el que menos diferencias hay entre hombres y mujeres en cuanto a relevancia. Eso sí, ellas se quejan con razón por las diferencias en las bolsas de premios que entregan.

El fútbol femenino les brindará, como lo hace el masculino, una posibilidad a las mujeres de salir de la pobreza a través del deporte. Podrían, por ejemplo, trascender fronteras y combinar el fútbol con el estudio. En Estados Unidos, el deporte femenino más relevante a nivel universitario es el fútbol. Con la exposición que les puede dar el torneo local podrían conseguir más fácilmente una beca y buscar un futuro que sin la pelota de por medio estaría embolatado.

El camino no será fácil. Los equipos tienen un compromiso económico importante, no sólo para mantener la nómina sino para fortalecer las categorías de formación. Los entrenadores, jugadores y dirigentes tienen el deber de ser ejemplarizantes en su comportamiento. El fútbol es especialmente machista y ahora en los camerinos, en los campos y en las oficinas de los clubes habrá más mujeres que tendrán que ser respetadas y valoradas a la par.

Los medios también tenemos la responsabilidad de darle relevancia a este torneo. La exposición es vital para que más niñas se animen a jugar y la cosa pueda crecer.

El espectáculo está asegurado y Colombia puede convertirse en potencia mundial del fútbol femenino como lo es en bicicrós, pesas o patinaje de carreras. Nos falta serlo en un deporte de conjunto. El compromiso con ellas es grande y todos tenemos deberes al respecto.

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