Nadie es eterno

Hernán Peláez Restrepo
21 de junio de 2014 - 03:13 a. m.

Tuvo razón aquel que compuso una canción de despecho: nadie es eterno en el mundo.

En este caso es difícil para un equipo, selección o jugador perpetuarse en el tiempo. Todo, como en la vida, se compone de ciclos. Esa puede resultar la explicación para la eliminación prematura en Brasil 2014 de la actual campeona mundial, España.

Los jugadores españoles, hace cuatro años lograron con esfuerzo, pero ante todo con buen fútbol, reconocimiento y justicia en su logro en el Mundial de Sudáfrica. Pero pasó el tiempo y futbolistas como Andrés Iniesta, el ausente Xavi Hernández, casillas, Sergio Ramos, asisten a Brasil en el ocaso de sus carreras. Bien las podrán continuar en respectivos equipos, Liga de Campeones o cuanto torneo deban atender. La selección española los extrañará y no encontrará razón diferente a entender que llegó la conclusión de un ciclo.

La historia es reiterativa en estas jornadas. El Brasil brillante del año 1958 fue seguido por un Brasil casi con los mismos jugadores para el 62, logrando superar la lesión de Pelé y el descubrimiento de Amarildo. Llegó el 66 y allí terminó ese grupo cediendo su lugar. Reapareció para el 70 con otro grupo de jugadores, en el que estaba Pelé y ganó con sobrados méritos. La selección brasileña, por esa renovación permanente y el surgimiento de jugadores por todos los rincones de este enorme país, alcanza para ir organizando selecciones-equipos. Por eso es Brasil, mientras que España no transita con ese equipo, este grupo, desanimado, recibiendo goles, sin combatividad, sin ganas y quedado por ahora en el recuerdo. Definitivamente nadie es eterno.

 

 

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