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Nadie sale

Catalina Ruiz-Navarro
24 de abril de 2013 - 11:00 p. m.

Una amarga sorpresa se llevaron hace unas semanas varios académicos colombianos que estaban esperando la convocatoria nacional para doctorados en el exterior.

La beca era especialmente buena pues estaba abierta para aspirantes a doctorado, admitidos y personas que ya estuvieran estudiando, en cualquier parte del mundo. Sin embargo, el pasado 7 de abril, en el plan anual de convocatorias de Colciencias para el 2013, ésta, que anteriormente prometió irse duplicando año tras año, hasta llegar a las 10.000 becas en 2014, brilló por su ausencia.

Luz Fabiola Gómez, gestora de Fomento a la Formación de Investigadores, confirmó en correo electrónico, sin mayores explicaciones, que la convocatoria estaba cerrada y que dirigieran sus esfuerzos a Colfuturo y la Fulbright. Los aspirantes a la beca se quedaron viendo un chispero, y ni hablar de quienes ya están cursando su doctorado y esperaban renovar la ayuda para continuarlo.

La jugada se venía anunciando desde el año pasado. En una columna de agosto de 2012, el rector del CESA, José Manuel Restrepo, cita al exdirector de Colciencias Jaime Restrepo Cuartas, exrector de la U. de Antioquia. Restrepo Cuartas señaló que las ambiciosas metas planteadas para su gestión por el Gobierno “se fueron desdibujando, hasta el punto que se redujo el Presupuesto Nacional (en medio del gran anuncio de incremento en inversión pública)”, lo que llevaría “a eliminar o disminuir (incluso por debajo de la inversión de este año) la inversión en la mayoría de los programas de ciencia y tecnología del país”. Entonces, Restrepo Cuartas alertó sobre la gravedad del asunto: “habría que reducir los doctorandos que está formando el país en el exterior”.

El cambio de políticas coincidió con la llegada de Carlos Fonseca, nuevo director y cuota del Partido Verde. Según Santos, Fonseca fue elegido “por la disertación doctoral sobre cómo utilizar bien la ciencia a nivel regional”. En efecto, en 2012 se decidió dedicar el 10% de las regalías a un Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación que hoy es administrado por las regiones. La decisión de qué proyectos recibirán los recursos está los OCAD, en los que Colciencias tiene una tímida presencia. El año pasado se viabilizaron 86 proyectos por 475 mil millones de pesos, de los cuales 28 son de fomento en la producción de algún producto agrícola (30,2% del dinero) y dos en educación (9,4%). En el presupuesto no es claro que cada departamento destinará este año dinero de sus regalías a estudios doctorales en el exterior.

Si bien esta autonomía para las regiones es buena, pues antes las becas se concentraban en las grandes ciudades, preocupa, entre otras cosas, que los gobernadores asuman estos recursos como propios del departamento y no se destinen específicamente a ciencia y tecnología. “Colciencias puede perder su capacidad de mantener una comunidad fuerte y de fomentar la investigación en otros campos. Veo una tendencia muy grande a dispersarse mucho con pocos recursos y creo que ese es un gran peligro”, dice Moisés Wasserman, exrector de la Nacional.

Con las regalías el presupuesto de Colciencias aumenta en $877.000 millones. Es, como mínimo, curioso que tras esta inyección las becas para estudio de doctorados en el exterior se reduzcan a cero. Muchos doctorados se hacen fuera porque esos programas específicos no se ofrecen en Colombia y al vincularse a Colciencias se pretende volver al país e impulsar la ciencia con esos nuevos contenidos. Estos profesionales se necesitan para que, por ejemplo, no dependemos exclusivamente de la empresa extranjera para explotar —y de paso aprovecharse de— nuestros recursos, todo porque “aquí nadie sabe hacer un hueco”. Sin este tipo de fomentos a la educación, será tremendamente difícil que las locomotoras poscoloniales de Santos echen para adelante.

 

 

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