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Nisman

Columnistas elespectador.com
27 de enero de 2015 - 04:00 a. m.

La muerte ha rondado a los Kirchner. Nunca había estado la presidente tan debilitada y su credibilidad tan baja.

La muerte de Alberto Nisman ha conmocionado a Argentina,  al mundo político y diplomático de latinoamérica y el medio oriente.

Las cirunstancias tan extrañas en las que se produjo su muerte, y la cercanía de la formalización de las acusaciones en contra de la presidente Cristina Fernández que tenía preparada el fiscal, acorralaron a la presidente argentina en una tenaza jurídica, diplomática y mediática que Kirchner empeoró con sus nerviosas e improvisadas declaraciones en las que inicialmente atacó al fiscal e insinuó que éste se suicidó.

Rápidamente, la evidencia ha mostrado que se trató de un homicidio.

Inclusive la AMIA, una de las dos principales organizaciones judías e identificada como cercana al gobierno, pero en realdiad con una historia de desconfianzas, amor y odio con el Kirchnerismo, ha  dicho que hasta ahora las investigaciones están detrás de ¨los peces chicos¨, insinuando con fuerza que detrás del crimen de Nisman hay dirigentes políticos de muy alto nivel.

Ayer en la mañana, la diputada Patricia Bullrich, reveló que Nisman le dijo hace poco, que un agente del servicio secreto lo había traicionado.

Como si lo anterior fuera poco, prestigiosos medios internacionales han contribuido al cerco mediático en el que se encuentran el gobierno y la justicia argentinos. El País de España, tituló como ¨Una novela de impunidad¨, el conunto de hechos sucedidos desde el atentado a la Mutual judia AMIA.  El Wall Street Journal, en su artículo ¨Quién mató a Alberto Nisman¨ deja muy mal parada a la institucionalidad  gaucha.

Ante las evidencias  y la avalancha de críticas, algunas provenientes del interior del Kirchnerismo, la jefe de estado volvió a dar un paso en falso ayer al salir nuevamente a los medios a criticar al fiscal e insinuar que lo asesinaron. Buscando la calentura en las sábanas, informó que tramitará un proyecto legislativo para acabar con el servicio secreto argentino y reemplazarlo por otra institución.

Es muy improbable que Crisitna Kirchner, esté involucrada directa o indirectamente con el asesinato de Nisman. Pero quienes lo asesinaron, buscaban asfixiar su voz para impedir un juicio político y jurídico a ella y al gobierno, en relación a los acuerdos que la jefe de estado alcanzó con Irán,  y a su relación con las órdenes de detención internacional de diplomáticos y funcionarios de ese país comprometidos con el atentado de 1994 que dejó 85 víctimas.

No es la primera vez que una persona cercana a la Presidente muere. Los casos de Ivan Heyn o la denuncia de Juan Ricardo Mussa, son por lo menos coincidencias desafortunadas.

La muerte ha rondado a los Kirchner. Nunca había estado la presidente tan debilitada y su credibilidad tan baja.  Y eso, en época pre electoral, beneficia a quienes dentro de su partido han buscado distanciarse de ella y obviamente a la oposición, que con exceso de optimismo, prepara su regreso a la Casa Rosada.

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