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El presidente de la FIFA ya anunció que el Mundial de Rusia tendrá el VAR, sistema de videoarbitraje, como gran novedad. Es una decisión tomada, absoluta e incontrovertible, y lo que queda de acá hasta el próximo año es tratar de implementarlo lo mejor posible, porque todavía está en pañales, todavía está en observación, y ha tenido grandes aciertos y numerosos errores en los pocos torneos en los que se ha desplegado.
Llegó la tecnología, viva la tecnología, gritan los que creen que las máquinas de control harán equitativo el juego y sus decisiones, los que piensan que, acabando las controversias arbitrales, el juego será más encantador, mejor disputado y fundamentalmente justo, totalmente justo.
Otros, bien sea porque son absolutamente refractarios a este tipo de cambios o porque consideren que el sistema del VAR todavía esta muy biche, en pañales, tierno, sin una implementación adecuada, miran con escepticismo el experimento del “revolucionario Gigantino”, el presidente que vino para hacer historia, buena o mala, y cambiar el juego del fútbol.
¿De verdad creen ustedes que se acabarán las injusticias y los arbitrajes torcidos como el del alemán en el Camp Nou o el húngaro Kassay en el Bernabéu, para no ir más lejos? ¿Están seguros de que la nueva tecnología no será de inmediato utilizada por algunos técnicos para quemar tiempo, congelar partidos, parar el ritmo? ¿Cuántos derechos de revisión tendrá cada equipo y cómo los podrán aplicar? Otro interrogante: ¿el VAR contempla todo tipo de situaciones para hacer más justo el juego o simplemente las delimitadas específicamente? Y entonces, ¿qué hacer con las otras situaciones, como por ejemplo las posibilidades de expulsión, como la de Casemiro en el clásico español y en la Champions, que pegó, pegó y pegó y se fue limpio y sin roja?
Aceptemos, en aras de discusión, que el VAR hará más justo el fútbol en algunos aspectos, pero también es necesario decir que el fútbol perderá su encanto, su gracia, será un deporte mecánico, lleno de paradas, sin ritmo, y que no necesariamente las cámaras dan la verdad revelada, pues al final de cuentas quienes revisarán los videos serán seres humanos. Y muchas veces, lo sabemos los periodistas por experiencia profesional, el video no aclara: confunde, aturde, depende de los ángulos, de la cercanía del enfoque, de la velocidad de la toma. El fútbol soccer se parecerá más al fútbol americano que al original juego de fútbol que nos ha enamorado durante mas de 150 años.
Detrás del Mundial de 48 equipos y del VAR se esconde la mentalidad de un individuo profundamente ególatra que quiere hacer historia cambiando el fútbol para ser recordado como el gran reformador.
