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Notas sobre el salario mínimo

Salomón Kalmanovitz
29 de diciembre de 2014 - 02:00 a. m.

LA MAYORÍA DE LOS ECONOMISTAS piensan que los aumentos del salario mínimo son perjudiciales para el empleo y que generan inflación.

Suponen que existe un salario óptimo, definido por la oferta y demanda de mano de obra, en un mercado competitivo. Mientras más bajos sean los salarios, mayor será el empleo.

Lo cierto es que se trata de un mercado en el que pocas empresas (oligopolio) contratan un gran número de trabajadores, los que tienen la posibilidad de enfrentarlas mediante su organización sindical. En esta situación las empresas obtienen altas ganancias que pueden absorber cambios en los salarios, sin tener que trasladarse al nivel de precios. El empleo está determinado por la tecnología y la demanda agregada, y menos por el monto de los salarios. Esta es la razón por la cual no se ha podido encontrar una relación cierta entre salario mínimo y empleo en los países desarrollados. De hecho, lo que hace la elevación del salario mínimo es mejorar la distribución entre dueños del capital y trabajadores. El salario mínimo tenderá a ser el nivel de enganche de trabajadores nuevos de las empresas, sirviendo además de señal para los ajustes de toda la economía.

En las empresas pequeñas, el nivel de los salarios sí afecta el empleo, porque no tienen poder de mercado para fijar sus precios. En una situación como la colombiana, en la que hay una sobreoferta grande de trabajadores frente a la demanda, buena parte de las actividades manufactureras y de servicios se llevan a cabo en la informalidad. En efecto, el 55% de la fuerza de trabajo en Colombia labora en el sector informal. Allí no se paga el salario mínimo, aunque este sí tiene algún efecto sobre el salario promedio, lo cual contribuye a disminuir la pobreza dentro de la población. El sector informal tampoco paga la seguridad social ni los impuestos, mientras que el imperio de la ley está lejos de existir allí. Un aumento del salario mínimo puede generar más informalidad que desempleo en la economía colombiana.

A pesar de que el salario mínimo real se ha elevado sistemáticamente desde que se comenzó a reducir la inflación en Colombia, el sector informal ha reducido su participación en el ingreso nacional, mientras que los salarios también han perdido participación frente a las ganancias. Esto se debe a la apertura y la revaluación del peso que entregó el comercio que antes fuera de contrabando a las grandes superficies, por lo cual se produjeron la erosión y el empobrecimiento de los sanandrecitos, que solían ser de los más prósperos del sector informal, claro que por debajo del narcotráfico. También las importaciones de bienes producidos internamente impusieron mayor competencia a la manufactura nacional que comenzó a desemplear trabajadores, imponiéndole presión al resto para no aumentar sus salarios. Sin embargo, todos nos vimos favorecidos por alimentos, electrodomésticos, carros y celulares baratos.

La tradición colombiana es ajustar el salario mínimo de acuerdo con la pérdida de su valor por la inflación pasada, más un aumento de la productividad que, si ocurre, es en el sector de grandes empresas. La inflación anual a noviembre de 2014 fue 3,65%, mientras que la de 2015 va a estar presionada por la devaluación (30% anual hasta ahora) que aumentará los precios de los alimentos importados. Un salario mínimo real mayor mejorará en algo la distribución del ingreso y hará disminuir la pobreza. 

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