Cambuches o posadas

Gonzalo Silva Rivas
01 de febrero de 2017 - 02:19 a. m.

Una buena parte de las oportunidades de desarrollo que el posconflicto le propone al turismo se concentra en las nuevas zonas libres de violencia, en las que deberán promoverse procesos de inclusión y de transformación social. La legitimación de territorios representa un campo abonado para desarmar bandidos pero, a su vez, para armar atractivas propuestas turísticas, atraer inversión y mejorar índices de bienestar en las comunidades locales.

El Gobierno tiene entre sus tareas pendientes definir las zonas más afectadas por el conflicto -bautizadas como Zomac-, hacia donde anuncia encaminar esfuerzos para cerrar las brechas de desigualdad, aplicándole incentivos tributarios hasta 2027 a las empresas que se instalen en sus municipios. Será un programa bandera para prenderle motores a las regiones victimizadas, pero que en materia turística tendrá que complementarse con apoyos de emprendimientos, en los que se asocie a las poblaciones vulnerables, a fin de iniciar con ella su conversión como pequeños empresarios.

Por eso vale la pena insistir en una propuesta que desde meses atrás plantea Cotelco. Crear las llamadas “posadas para la paz” en aquellos lugares que ofrecen potencial turístico, como una alternativa razonable para atraer viajeros. Su aplicación permitiría a centenares de propietarios afectados por la violencia disponer y compartir sus viviendas para el alojamiento de turistas, en beneficio de las débiles economías familiares y como estrategia de estímulo al desarrollo local.

Dichas viviendas deberán contar con requisitos básicos, como servicios públicos, y sus poseedores recibirían apoyo económico del Estado para que puedan adecuarlas, ajustándoles elementales estándares de calidad. Los hoteleros -según lo proponía Gustavo Adolfo Toro, el presidente gremial- asumirían su padrinazgo ejerciendo un trabajo de capacitación con las comunidades sobre las técnicas para socializar y atender a los turistas y garantizar la prestación del servicio.

La puesta en marcha de este proyecto empoderaría a las comunidades con sus territorios y colonizaría gradualmente una industria que por ahora descarta la participación de empresarios formales, nada dispuestos a poner en riesgo sus inversiones en un mercado que habrá de arrancar con una demanda bastante incipiente.

Lo que resulta incoherente es que el Gobierno, que tanto convoca la participación del sector privado, no se pronuncia sobre el ofrecimiento, ni traza pautas concretas sobre lo que deberá ser la contribución de los empresarios turísticos para darle vía libre al despegue económico de las vastas regiones agredidas por las Farc. Integrarlas y ponerlas a producir para evitar que se mantengan trepadas en el despeñadero y vuelvan a quedar bajo el control de ciertos grupos disidentes u otras bandas criminales, implicará decisiones rápidas y la ejecución de acciones inmediatas, en las que deberían participar todos los actores vinculados con sus expectativas de desarrollo.

La construcción de un mercado turístico sostenible y sustentable, que irrigue beneficios a las comunidades locales, sería un paso en la dirección correcta para transformar los viejos campos de batalla en nuevos paraísos de paz. Esta industria, que se perfila como una herramienta estratégica para diversificar y jalonar el desarrollo de las zonas liberadas del conflicto, puede condimentarle un valioso aporte de inclusión social, que producirá resultados en la medida en que las comunidades sean insertadas dentro del proceso de recuperación territorial.

El Gobierno Nacional, las entidades territoriales, los gremios, los empresarios turísticos y la academia serán fichas claves dentro del tablero de ajedrez del posconflicto, en la pretensión de empezar a sacarle provecho responsable a la suculenta biodiversidad perdida, con el respectivo ingrediente de beneficios para sus pobladores. Y no estaría mal empezar a cambiar la historia y reemplazar aquel lúgubre paisaje de ocultos y azarosos cambuches de guerra, por otro de visibles y esperanzadoras posadas de paz, para comenzar a hacerle jaque a la violencia, a la pobreza y a la desigualdad social.

gsilvarivas@gmail.com

@Gsilvar5

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