Publicidad

Cerrojo

Iván Mejía Álvarez
22 de junio de 2016 - 04:49 a. m.

La idea de no ser protagonista, de aceptar el papel defensivo, causa escozor y recelo entre quienes, evidentemente, no entienden mucho el juego y sus variantes. Para ellos el fútbol se juega en una sola dirección, el arco adversario, y por lo tanto el hecho de hacerse muy fuerte atrás para salir en contraataque no es viable.

Generalmente quienes llegan a esa conclusión son los que no gustan del juego de un Atlético de Madrid o de un Chelsea de Mourinho. A ellos les gustaría que la selección fuese Bayern Munich o Barcelona, dueño de la pelota, manejadores de los ritmos, los tiempos y las opciones.

Se llega a la variable defensiva por un solo argumento: el equipo está jugando mal en ataque, sus valores ofensivos son casi que nulos, el momento de Cuadrado, James, Cardona y Bacca es insuficiente para la generación de juego y la definición. Desde el segundo tiempo contra Paraguay a Colombia se le perdieron los papeles en materia atacante, porque los volantes no crean, no se entienden, no se buscan y, lógicamente, no se encuentran. Y esa pelota nunca llega limpia al hombre en punta.

En cambio, en materia defensiva las cosas parecen mucho mejores gracias a la solidez de Ospina y sus seis guardianes, incluidos los dos del mediocampo. El afortunado retorno de Carlos Sánchez devolvió la confianza en ese 4-2 que cercena las ideas rivales y tapona espacios.

Cuando se propone un 4-3 o un 4-4 en mitad de campo no se está renunciando a la posibilidad de ganar. No se tendrá tanto la pelota, pero se puede atacar mejor aprovechando los espacios que den los chilenos, quienes, ansiosos, saldrán a ganar.

El 4-3, con Torres, Sánchez, Pérez o Celis, permitiría un hombre más en segunda línea de volantes para acompañar a James, o un delantero extra que pueda asociarse con Bacca.

Lamentablemente el nivel de Cuadrado es malo en ataque, pero tiene sacrificio en defensa, por lo que podría también pensarse en un 4-4-2 con Cuadrado por la banda derecha, subiendo y bajando, que hará un equipo compacto en defensa, grueso en la cobertura del ancho de la cancha, con alguna salida acompañante de Pérez-Cuadrado por los carriles.

A Chile no se le pueden dar espacios porque los aprovechan muy bien, hay que cerrarles las bandas para evitar que los laterales volantes lleguen al ataque, la vigilancia sobre el circuito creativo de Aranguiz-Díaz debe ser total. Afortunadamente no juega Vidal ,clave en lo táctico para el equipo de Pizzi.

Defenderse bien es un arte que Colombia puede, hoy por hoy, interpretar mucho mejor que atacar. Mantener el arco en cero es la clave.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar