Cruzada cero

Beatriz Vanegas Athías
31 de enero de 2017 - 03:39 a. m.

Es un bufón con dinero este nuevo Presidente de América del Norte.

Me cuenta la maestra y socióloga Brenda Isabel López, de la Universidad Pedagógica Nacional de Mexicali en Baja California, allá dónde está el fogón del odio y la xenofobia que Donald Trump ha atizado, que para muchos fronterizos lo más preocupante es que él representa el odio que estuvo contenido por años porque no era políticamente correcto ofender a los negros, a homosexuales y lesbianas, a los migrantes, a los refugiados, a los mexicanos que soñaron el sueño americano. Esto es una vergüenza para la educación de Estados Unidos y de todo el mundo, y un peligro para los logros obtenidos en décadas de lucha social.

En la frontera de México existe una dinámica cotidiana que incluye largas filas de carros para pasar a Estados Unidos el fin de semana o cualquier día que se necesita algo que se vende allá.  La gente está acostumbrada a comprar su mercado allá, porque siempre fue más barato y de mejor calidad, cosa que en muchos casos es cierta y en otros no.

El comercio de las ciudades fronterizas vive de los mexicanos que dejan el dinero allá.  Existen los que cruzan con visa de residentes fronterizos, los "border crossers". Del mismo modo, diariamente entran camiones de carga con mercancías y productos agrícolas estadounidenses. Son inimaginables las implicaciones que tendrían las acciones que Donald Trump quiere implementar como el impuesto al cruce de mexicanos, el incremento de los permisos de internación para quienes van más allá de la franja fronteriza, el impuesto a los productos mexicanos que se exportan hacia allá, sin siquiera mencionar la ola de comportamientos xenófobos que se ha desatado. Entonces hay miedo, hay rabia, hay indignación. Es un hecho que los norteamericanos necesitan a los mexicanos tanto como los mexicanos a ellos, porque también está la triste circunstancia de que el gobierno mexicano no ha podido garantizar el bienestar de su pueblo y la migración hacia EEUU es una expresión de eso.

Por ello, el próximo 5 de febrero será el día de la "cruzada cero". Cero cruces fronterizos y cero compras en los Estados Unidos. Si esta convocatoria que se está haciendo por las redes sociales fructifica, en una semana se sabrá cuántos millones de dólares dejaron de ingresar a California y en general a ese país.  Se sabrá además del impacto real que México ejerce sobre la potencia norteamericana. Es una cruzada que inicia en la frontera pero que convoca a la nación mexicana.

California es la octava economía mundial y en gran parte esto lo generan las compras y lo que consumen  los mexicanos del otro lado de la frontera. En la cotidianidad menos mediática, California es aliado de los mexicanos por lo que ellos representan  en muchos sentidos para ese Estado.

Esta jornada que se fragua, simboliza la arraigada vocación mexicana de unir, no de separar. Es el deseo de vivir en paz sin las persecuciones de la policía fronteriza, popularmente llamada “la migra”. Es tal la exacerbación y la potencia de la identidad mexicana en esta coyuntura de represión, que hasta el insulso presidente Peña Nieto que goza del 12% de popularidad, se ha visto beneficiado. Parece que existe un tácito acuerdo de apoyarlo frente a Trump, es decir, ante la amenaza externa, el pueblo  lo sostiene, como dicen algunos, "es un pendejo pero es nuestro pendejo", no es hora de dejarlo solo frente a los gringos. Amanecerá y veremos, dijo el ciego.

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