Publicidad

De doble filo

Gonzalo Silva Rivas
07 de octubre de 2015 - 02:00 a. m.

El reciente encuentro de los presidentes Obama y Castro durante la Asamblea General de las Naciones Unidas procuró un paso más en el acercamiento de los dos gobiernos, luego de que el primero de ellos reiterara un llamado al Congreso de su país para levantar el embargo comercial impuesto desde hace 55 años.

El reciente encuentro de los presidentes Obama y Castro durante la Asamblea General de las Naciones Unidas procuró un paso más en el acercamiento de los dos gobiernos, luego de que el primero de ellos reiterara un llamado al Congreso de su país para levantar el embargo comercial impuesto desde hace 55 años.

Las medidas adoptadas por Obama para facilitar los viajes, junto a la reapertura de embajadas y al favorable ambiente que en torno a un camino de normalización se vive en el seno de la ONU, apunta a renovar la confianza y el interés de los turistas. Las cifras de visitantes recibidos en los últimos meses ofrecen tanto atractivo, que ya empiezan a confundirse con las buenas tasas de expansión vividas en la década de los noventa, y acarician la posibilidad de desatar un nuevo y próximo boom.

El proceso de normalización bilateral iniciado el pasado 17 de diciembre marcó el repunte del turismo isleño durante el primer semestre de 2015. Su crecimiento superó en 15.9% el alcanzado en el mismo período de 2014, e incluso cuadruplicó el porcentaje obtenido por el conjunto general de la economía, y se proyecta para final de año con indicadores más favorables.

El descongelamiento diplomático incide favorablemente en los niveles de percepción internacional y contribuye al afianzamiento de considerables corrientes de viajeros españoles, británicos, franceses, alemanes, canadienses y de algunas naciones latinoamericanas que empiezan a privilegiar la isla dentro de la región.

En 2014, cuando resonaron los primeros cantos del acercamiento, Cuba superó la cifra récord de 3.2 millones de visitantes -700 mil provenientes de los Estados Unidos- y quebró la débil tendencia del turismo internacional en la baja temporada de junio a octubre. El turismo aportó US$2.600 millones en divisas y vislumbró el liderazgo de una industria con poderoso potencial, que puede dejar atrás medio siglo de aislamiento.

Aunque el escenario de integración entre ambos países tiene todavía mucha tela que cortar, Cuba le apunta al mercado gringo y abre las puertas a los inversionistas del mundo entero para enfrentar los retos que impone su débil infraestructura física y de servicios. Afina planes de priorización en proyectos inmobiliarios y turísticos, y adelanta conversaciones con prestigiosas cadenas hoteleras internacionales para afianzar un sector, en manos de la inversión privada, que controla el 52% de las habitaciones.

Cuba está dispuesta a apostarle al turismo de alta gama y sabe dónde están los cantantes. Cuenta con el respaldo de operadores de prestigio, como los franceses Bouygues, que remodelará un derruido edificio de La Habana Vieja para levantar un hotel de cinco estrellas, y Accor, que anuncia extender su presencia hotelera en ciudades diferentes a La Habana y Varadero. Pero el concepto de lujo lo enmarcará también en actividades de buceo y náutica recreativa a través de empresarios extranjeros, y con la próxima ejecución de un par de campos de golf, financiados con recursos cercanos a los US$820 millones, provenientes de Gran Bretaña y China.

Aunque son varios, y de buen calibre, los inversionistas que han confiado sus dineros en la isla para contribuir a transformar la asombrosa obsolescencia que soporta el sector, son muchos otros los que prefieren esperar mejores señales para entrar a la fiesta, ante los serios temores que despierta un régimen que carece de apropiada legislación para proteger el capital extranjero. Las enormes oportunidades de amasar negocios en una nación con tanto potencial, se enfrentan a los riesgos de un modelo comunista en el que el gobierno se ha reservado el control de las empresas y donde no existen tribunales imparciales que permitan dirimir eventuales controversias civiles o penales.

Cuando se enfunde esa arma de doble filo, sin duda, será imparable el próspero desarrollo de esta estratégica y bella isla -el mayor de los trece mercados del fragoroso y mágico Caribe- que tras más de medio siglo de aislamiento estadounidense, bien podría etiquetar su marca turística con la legendaria frase: ¡gringos, come home!

gsilvarivas@gmail.com

 

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar