De esto y lo otro

Cristo García Tapia
19 de enero de 2017 - 02:00 a. m.

Esto, es la corrupción. Y lo otro, también. Y todo, la corrupción galopante, desbordada, que en Colombia, país del norte del sur de América, es.

Quiero decir con ser, que tiene consistencia; decir quiero, que existe tangible, cuantificable; que tiene densidad, volumen, peso, y dólares, por supuesto; que crece, se expande; que nunca se contrae ni se reduce, fluye siempre.

En el tiempo, en el espacio, en la luz, en el movimiento, siempre la corrupción; en los intersticios del poder, del establecimiento, de la nomenklatura; de la disidencia y de la coincidencia; de la izquierda y de la derecha, y en el centro de todas, el centro, de donde emana, fluye y confluye.

Y vuelve a fluir una y otra vez: hacia arriba, por los lados, hacia abajo, y otra vez confluye en el centro: en el centro del poder, del congreso, de los partidos, de las iglesias, de las juntas directivas, de las asambleas de accionistas; de los credos, de los bautizados y de los anabaptistas; de los independientes y de los dependientes de los independientes.

Eso, es la corrupción. Y lo otro, también. Y lo que ya fue y corrompió. Y cuánto está transcurriendo y corrompiendo más. Y lo por venir, que será más y abarcará mucho y a muchos más. Y a los mismos en mayor cantidad.

Lo demás, es lo de menos. O, es menos. Vale decir, el dique formalmente construido para detener, reducir, contener, la avalancha desbordada de la corrupción, su fluir incesante, es apenas eso.

Y lo otro también. Es decir, nada. No es. No existe. Es inmóvil. Inmutable. Quieto hasta la enajenación. Permisivo hasta la placidez y la inanidad.

Y esto, son los órganos de control. Y lo otro, también. En estado de hibernación. De inmovilidad como le gustaba a Zygmunt Bauman, ¿lo recuerdan?, que fuera la Modernidad: liquida, pero inmutable, en reposo absoluto.

De esto y lo otro, que fluye y desemboca en el centro, en lo mismo, en el centro de la corrupción valga decir, ya está bien la digresión, y yo sé por qué.

Los de abajo, tan dados ellos a los “ataques al pensamiento contrario”, los convocados por Fidel C, al “foro de convivencia y reflexión” que de muy buena y libérrima fe quiso él que fuera su convocatoria, no se la resisten, la digresión digo, más allá de un párrafo.

Cosa por demás entendible, si damos en comprender la necesidad de desfogue de la impotencia y piedra que genera la impunidad, inmunidad, gabelas, principio de buena fe, presunción de inocencia, y, por demás, prebendas de las cuales gozan los corruptos, sus adláteres, cognados y armadores.

En concreto, la Fiscalía en el caso de Odebretch, por decir del último episodio de la comedia trágica de la corrupción, no pasará de las preliminares. Y si tal, casi improbable, la CGR no se meterá más allá de un centímetro en el torrentoso río de la corrupción, porque  mejor es no meneallo. Y si sí, que es más improbable aún, la PGN tampoco.

Ni Naranjo, “el mejor policía del mundo”, (de Subuso) va a bajarse del frondoso laurel al que lo han encaramado, para meterse en el berenjenal de perseguir a los corruptos, narcotraficantes, paracos, piratas y filibusteros.

¿O no, Sancho? Como en fuente ovejuna, las tres ías a una exclamarán: “será mejor no menear el arroz, aunque se pegue”. Y bueno, expectante galería, hasta ahí llega todo.

Y de esto, que es la corrupción. Y de lo otro, que es la corrupción, volverá torrentosa, incontenible, furiosa, con mayor fuerza y poder de devastación. Inaguantable por la incorporación de nuevos afluentes, exclusas, diques, bocas, hoyos, embalses, en fin, todo cuanto la haga más potente, poderosa, temible, arrolladora, intocable.

Y colorín, colorado, azul conservador, rojo liberal, negro excluido, amarillo indigena, verde dólar, esta mierda se ha desbordado y parece haber embadurnado a toda una nación, porque nadie osa siquiera decir: ¡Fo! ¡Qué mierda!

Poeta

@CristoGarcíaTap

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