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Defensa y reforma de Ser Pilo Paga

Daniel Mera Villamizar
26 de marzo de 2016 - 04:18 a. m.

Las recientes críticas de los senadores Claudia López y Armando Benedetti, y de los investigadores Asmar, Gómez, de Zubiría y Ome ameritan una buena respuesta de la ministra.

Las críticas pueden clasificarse en dos tipos: 1) las que creen que Ser Pilo Paga, SPP, es un error y por tanto no debería existir; y 2) las que apuntan a su rediseño o mejoramiento. Algunos combinan los dos tipos de argumentos, o usan el segundo tipo aparentemente con el deseo de acabar SPP, y al revés.

Yo estoy en el grupo de los críticos reformistas, y mi punto ha sido: "El programa tiene limitaciones en sí mismo como instrumento de movilidad social de los talentos académicos de los estratos populares, y como ‘pilar de pilares’ de una política de equidad en la educación superior " (Ser Pilo Paga y equidad 1, 22/ago/2015).

El gobierno se ahorraría confusiones si tuviera una definición clara de qué programa es SPP. Claudia López juzga que "para hacer de Colombia la más educada en 2025 (…) Ser Pilo Paga es insuficiente (…) y resulta incompleto sin una política de cobertura, financiamiento y calidad tanto de la universidad pública como de la privada".

En rigor, la senadora está sugiriendo que SPP es contrario a las políticas que se necesitan. A esto se sumarían María Patricia Asmar, Víctor Manuel Gómez y Alejandro Ome. Para responderles, el MEN o desarrolla y formaliza la idea de Roberto Zarama del ‘efecto mariposa-pequeña perturbación’ de SPP en el sistema o adopta una definición acotada de SPP y la defiende con mejores argumentos que las historias emocionales.

Me inclino por una definición restringida de este tenor: SPP es un programa para la inserción de talentos sobresalientes de la educación media en la educación superior de calidad con fines de aceleración de la movilidad social y el desarrollo económico.

La premisa seguiría siendo que ningún bachiller de escasos recursos que demuestre un umbral de talento y/o competencia académica se quedará por fuera de la formación terciaria de calidad. Hoy no sabemos si ocurre así. Invertir más en los más talentosos, cuando sus familias no pueden hacerlo, es una fórmula de crecimiento de país probada. Si a algunos les parece que el componente redistributivo de SPP será excesivo, puede pensarse en morigerarlo, siguiendo a Hommes y a otros.

Para muchas zonas, municipios, grupos sociales y familias tener un joven pilo es ciertamente como saber el número ganador de la ‘lotería’; no tener para invertir en ese número, en esa esperanza, ha sido parte de la frustración social por la inequidad. SPP ayuda a que el país haga realidad la mejor ‘lotería’, el capital humano, a través del ‘sistema de educación superior realmente existente’ (y por esto debería ser temporal, en principio, por unos 10 años).

Aunque la discusión será tentativa mientras la ministra mantenga bloqueado el debate técnico sobre SPP y un senador deba poner derecho de petición para acceder a datos simples, aquí van cuatro sugerencias de cambios.

1) Incluir entre los beneficiarios de SPP a los pilos de calendario B que cumplan con los puntajes de Saber 11 y Sisben; no hay una razón válida a la vista para excluirlos y el MEN se expone a acciones judiciales; 2) individualizar la entrega de resultados de Saber 9 para hacer identificación temprana de talentos; 3) complementar o mejorar el Sisben como instrumento de focalización socio-económica; y 4) otorgar becas parciales a los pilos no tan pobres, para que completen la mejor inversión posible en su número ganador de la ‘lotería’.

Se recomienda leer En defensa de Ser Pilo Paga de J.C. Muci, J. Gómez y N. Moreno. @DanielMeraV 

 

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