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El crecimiento en 2015

Salomón Kalmanovitz
20 de diciembre de 2015 - 07:58 p. m.

El crecimiento que se proyecta oficialmente para el 2015 es de 3%, en medio de una inflación que estará cercana al 7%.

El Banco de la República se enfrenta a una estanflación y le preocupa más la estabilidad macrofinanciera que el crecimiento. Es claro que una corrida de capital puede resultar más costosa que un menor crecimiento. Fomentar la demanda interna cuando hay un déficit en la balanza comercial es hacerlo más grande y peligroso. Por lo demás, se hace mandatorio elevar la tasa de interés doméstica después de la normalización de la política monetaria de la Reserva Federal de los Estados Unidos decretada el 16 de diciembre pasado.

El DANE informó que el crecimiento económico del tercer trimestre fue de 3,2%, algo sorprendente frente a la fuerte destorcida del sector externo. En efecto, el déficit comercial proyectado para 2015 será de 6,5% del PIB, lo que le resta directamente al producto interno bruto. El impacto sobre el PIB del tercer trimestre debió ser el de reducirlo al menos en 1,6, que es la mitad del crecimiento calculado por el DANE. El déficit comercial sumaba US$11.303 millones hasta septiembre, lo que terminará el año con aproximadamente US$15.700 millones, el más alto en toda la historia del país

Las cuentas alegres del DANE informan que las importaciones aumentaron 0,6% y las exportaciones disminuyeron 0,7%, algo que surge de las ponderaciones que tienen en el producto. Sin embargo, los montos no coinciden con los datos del propio instituto: entre enero y octubre de 2015 las exportaciones cayeron 35% y hasta septiembre las importaciones se reducían 13,1%. La mayor caída de las exportaciones que las importaciones está presionando la devaluación extraordinaria que ha soportado el peso colombiano. En las importaciones hubo un fuerte aumento de derivados refinados del petróleo y químicos, lo cual podrá ser sustituido cuando entre en operación la increíblemente costosa refinería de Ecopetrol en Cartagena.

Según el DANE el consumo, que marcó 3,4%, jalonó el crecimiento, mientras que la inversión decreció 0,4%, no cayendo más gracias a las obras públicas (+8,5%). El resto del agregado de la inversión fue bastante negativo con la construcción cayendo 7,4%, el equipo de transporte -4,9% y la maquinaria -1,7%. La caída de la inversión marca generalmente el inicio de una recesión.

Desde el punto de vista de la oferta, el mayor impulso lo dio el comercio (4,8%), la agricultura (4,5%, todavía impulsada por el café) y el sector financiero (4,3%), dos de los cuales no son propiamente productivos. La intermediación financiera creció ella sola casi 10%. La industria registró un crecimiento positivo de 2,5% después de un largo retroceso, derivada del consumo de los hogares que redujeron sus compras de bienes durables en 4,6% (con alto componente importado) y aumentaron la de bienes nacionales. La fabricación nacional de maquinaria y equipo de transporte también se redujo. Estamos en medio de una penosa transición que puede ser más larga de lo pensado por el Gobierno.

Para 2016 las cosas se van a poner peor antes de mejorar: el Gobierno no puede mantener su ritmo de gasto porque se sentirá plena la reducción de la renta petrolera y deberá sustituirla, por lo menos en parte, con impuestos que deben recaer sobre las rentas de los más ricos. El fortalecimiento del Estado se debió implementar hace 10 años, cuando se iniciaba la gran bonanza que no supimos aprovechar plenamente.

 

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