El Holiday Inn y la educación sexual para robots

Catalina Uribe Rincón
05 de enero de 2017 - 02:00 a. m.

Una pareja gay denunció esta semana que fue víctima de discriminación por parte del hotel Holiday Inn Morros en Cartagena.

Según Rafael Yáñez, una de las víctimas, un empleado del hotel les reprochó sus manifestaciones públicas de cariño aduciendo que hacían incomodar a otros huéspedes. Según esta versión, el empleado añadió que él entendía que en otros países esto era permitido, pero que acá les pedía que por favor mantuvieran la distancia o que se movieran a otro lado.

Lo ridículo de la situación, comparable con la época en la que se recriminaba a las parejas interraciales por demostrar su afecto en público, empeoró con la posterior declaración de William Rodríguez, gerente del hotel. Con una asombrosa incapacidad argumentativa, Rodríguez comparó el acto de discriminación con la hipotética presencia de un “niño autista”: “en un restaurante un niño puede gritar, los clientes se molestan, pero si el niño es autista, en un caso extremo, toca llevar al niño a un espacio donde estén más cómodos”.

Donde estén más cómodos ¿quiénes?, ¿el niño y los padres que están siendo discriminados? Además, ¿qué relación tiene el caso de Yáñez y el del niño con autismo? ¿Está insinuando el gerente que las personas en situación de discapacidad no pueden compartir el mismo espacio con otros clientes? ¿Está sugiriendo que las personas en situación de discapacidad y los homosexuales no son normales? ¿Es Rodríguez, en su calidad de gerente, la persona que determina qué es lo normal y lo anormal? ¿No le enseñaron a Rodríguez cómo se hace una comparación?

Llama la atención del asunto no sólo la homofobia del gerente, sino también el tipo de calificación de las personas que se están contratando para dirigir un hotel. Los avances tecnológicos auguran el reemplazo de los empleos mecánicos por robots. Expertos aseguran que los humanos seguirán en aquellos cargos que impliquen pensamiento crítico e innovador, creatividad, flexibilidad y habilidades sociales. ¿Serán los gerentes del futuro robots o humanos? Si quien toma las decisiones de un establecimiento donde a diario conviven personas de diferentes culturas basa sus decisiones en la “incomodidad de los clientes”, tal vez vaya siendo hora de poner un robot. Seguramente la inteligencia artificial con una mínima programación en educación cívica, sexual y en leyes, toma una decisión más acertada y de cualquier forma seguramente la justifica mejor.

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