El público en los estadios

Hernán Peláez Restrepo
24 de enero de 2017 - 03:00 a. m.

El fútbol profesional en cualquier lugar parece mecerse en una hamaca. Los resultados van enlazados a la respuesta de los hinchas. Si son buenos, se da un acompañamiento masivo, alegre, exultante. Si por el contrario son pobres, se admite cierta deserción de los hinchas.

Conversé en dos oportunidades con dos personajes de nuestro fútbol que habían estado en Mónaco, prestando servicios profesionales en el equipo. Uno como director técnico, Rubén Bravo, quien vino al Cúcuta y pasó por el Santa Fe, y el otro, el Pato Pastoriza, orientador de Millonarios. Cuando les pregunté por qué tan poco apoyo en las graderías, pues el estadio Luis II cuenta con capacidad para 18.000 espectadores, pero al último juego del Mónaco, contra el Lorient y con Falcao oficiando como capitán, si acaso fueron a verlo unas dos o tres mil personas, y eso que el equipo cumple un gran papel y ocupa la parte alta de la clasificación en la Liga francesa, las respuestas de Bravo y Pastoriza ofrecieron una mezcla de humor y realidad.

Palabras más o menos, coincidieron en esto: “en el principado están los mejores casinos, yates de lujo fondeados en su marina, fiestas de grandes personajes, discotecas de alto turmequé, mujeres bellas, tenistas de élite, corredores de Fórmula Uno, buenos licores”. Con esas atracciones y distracciones, ir a fútbol en Mónaco es el último programa.

Obviamente, el equipo no sufre afugias ni angustias para cubrir su costosa nómina. El príncipe Alberto es el primer sostén del grupo, agregando a ello la publicidad y los derechos de televisión.

En nuestro medio, cuando está por comenzar un nuevo torneo, veremos equipos con poco arraigo popular: Jaguares, Águilas, Tigres y Envigado. Un poco mejor el respaldo a La Equidad. Por ello la Dimayor debe tomar conciencia y descubrir mecanismos para fortalecer a esos equipos, que resultarán ser protagonistas en la medida que se atraviesen en el camino de los mal llamados grandes. En ocasiones se constituyen en jueces de una clasificación.

La primera verdad, sin iniciar labores, es reconocer el beneficio que dará América, que con su caudalosa y popular hinchada engrosará las arcas de los locales, cuando los visite.

Mientras, vivimos con decepción el arranque del fútbol, por las angustias que muestra la selección sub-20 y la preocupación por la eliminatoria que vuelve en marzo. Todo lo anterior es para decir que el fútbol vivirá en la medida que existan hinchas, vayan o no a los estadios, porque ellos acomodarán los sentimientos de acuerdo a la respuesta de sus equipos.

 

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