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El retorno búcaro

Columna del lector
30 de noviembre de 2015 - 02:26 a. m.

Durante estos días recuerdo la frase de un ídolo de River Plate (Norberto “El Beto” Alonso) cuando su equipo ascendió en 2012: “No hay nada para celebrar, la vuelta a Primera es recuperar un lugar que nunca debió haberse perdido”, sentenció aún dolido por soportar el descenso.

Es verdad. Atlético Bucaramanga, después de siete años y diez días, salió por fin del calvario que es jugar en la segunda división, el mayor castigo que se puede causar a una buena hinchada. Pero si el fútbol colombiano es de por sí dramático, la B es una categoría particularmente durísima, angustiante y a veces injusta. Tanto, que equipos como América de Cali, Deportes Quindío, Unión Magdalena, Deportivo Pereira, Real Cartagena y el recientemente descendido Cúcuta Deportivo, instituciones grandes, con amplia convocatoria, estadios importantes y, sobre todo, mucha tradición, soportan semana tras semana, partido tras partido, la presión brutal de su público, que exige el ascenso ya... sin importar la ventaja que puede tener sobre otros equipos de la categoría.

La mancha que arrastra el permanecer un equipo en la B se percibe en su ciudad, en su gente, su economía y en su historia. Se pierde interés nacional por su campaña, por sus jugadores, por su rivales, pasa a ser un equipo casi invisible y transcurren años muy duros para la plaza que anima de corazón al equipo de sus amores.

El torneo puede llegar a ser tan tortuoso que algunas veces se vuelve un desfile de jugadores, técnicos y hasta directivos. Bucaramanga en estos siete años contrató técnicos experimentados en la categoría como Álvaro de Jesús Gómez, Fernando Velasco, Bernardo Redín, Carlos Mario Hoyos, Jesús Chucho Suárez, Jesús Kiko Barrios (dos veces), Miguel Augusto Prince (dos veces), Jorge Ramoa (dos veces interino), para un total de nueve técnicos hasta el actual y que logró el ascenso: José Manuel Willy Rodriguez. Igual llegaron jugadores importantes como Luis Yánez, Leider Calimenio Preciado, Milton Patiño, Carlos Daniel Hidalgo, Jersson González, Hilario Cuenú, entre otros, que manejaron la ilusión y el sueño del hincha canario de volver, pero todo quedaba en tropiezos; se llegaba a estar cerca, pero al final terminaba el equipo sepultado otro año en la B.

Durante estas temporadas se pretendió aliviar la pena con otro equipo de la región, pero eso no es funcional para el sentir de un barra grande como la amarilla, no basta obtener resultados esporádicos durante el torneo, la meta es el ascenso. Hoy, con el Atlético Bucaramanga ya clasificado a la final y esperando rival entre Fortaleza y Deportivo Pereira (equipo que enfrentó el día del descenso en noviembre de 2008 y que perdió por 3-0, más una promoción en 2009), el hecho de ser campeón de la B se puede decir que pasa a ser algo secundario, sólo servirá para el registro en la historia del fútbol colombiano. Lo realmente importante es saborear que el estadio Alfonso López recibirá desde 2016 a los mejores equipos de la máxima categoría. La herida de este prolongado descenso sólo se pudo aliviar con el retorno a primera.

Ahora se deberá formar un equipo para ser competitivo en la Liga Águila, ya se armó el equipo para subir, pero se necesita un equipo para mantenerse firme en la A.

Por último, felicitaciones búcaras a los directivos, cuerpo técnico y jugadores por quitarnos ese rótulo incomodo que llevábamos como hinchas. Santander y Bucaramanga a disfrutar esta alegría, que sea duradera y no mirar nunca hacia atrás.

Ahora sí, como dice el humorista santandereano José Ordóñez Jr.: ¡Vamos rumbo a la Libertadores!…

Búcaros, búcaros, búcaros.

juliocarrero74@gmail.com

 

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