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El retraso de Pretelt

Javier Ortiz Cassiani
04 de octubre de 2015 - 02:33 a. m.

Hace tres años llegó un proceso a la Corte Constitucional que tuvo el infortunio de caer en manos del magistrado Jorge Pretelt.

Se trataba de una demanda radicada el 9 de octubre de 2012, a los artículos 50 y 53 de la Ley 60 de 1993, cuya interpretación se había convertido en un obstáculo para que los campesinos disfrutaran de tierras que habían sido declaradas de la Nación. Dejaban, dichos artículos, una ventana abierta para que los supuestos propietarios, que habían adquirido la tierra de manera ilegítima, pidieran una revisión ante el Consejo de Estado y así dilataran por casi una década la decisión. Mientras tanto, los acaparadores de tierras seguían enriqueciéndose a partir de la explotación de territorios baldíos.

Pocos podían entender qué intereses tenía Pretelt al demorar el fallo. Solo hasta que reventaron, hace algunos meses, los cuestionamientos al magistrado por estar involucrado en un escándalo por la apropiación irregular de tierras, pudimos comprender las causas de su paquidérmica actuación frente al mencionado proceso.

Entre los afectados con su perversa lentitud se encuentran los campesinos de Las Pavas, una comunidad de agricultores al sur del departamento de Bolívar. Por años, estos campesinos, Premio Nacional de Paz 2013, quienes cultivan y resisten cantando, se han disputado la tierra con la empresa de palma Aportes San Isidro. Aunque el predio había sido considerado un baldío, la empresa se acogió a los artículos demandados, y siguió explotando la tierra con tal prepotencia, que sus hombres armados hostigan y amenazan a los campesinos cada vez que se les viene en gana. Esto lo sabía el magistrado Jorge Pretelt y sin embargo nunca apresuró el paso.

El magistrado Jorge Iván Palacio lo invitó a declararse impedido por tener un proceso agrario en su contra desde el año 2008, por un islote en San Bernardo del Viento, que aunque es un baldío de la Nación, Pretelt lo disfruta a sus anchas hasta el punto de tener una casa construida allí. Era un despropósito que Pretelt le sacara ventaja directa al proceso más allá de la que ya obtuvo, dilatando la decisión.

Al principio se resistió, pero después no tuvo más remedio que declararse impedido. El proceso pasó al siguiente magistrado en orden alfabético, Alberto Rojas, quien falló en contra de los artículos, y resolvió en tres meses lo que su colega no había resuelto en tres años, evidenciando aún más la negligencia de Pretelt. Un avance importante en la búsqueda de una política agraria más equitativa para los campesinos.

Los artículos 50 y 53 hacen parte de un capítulo vergonzoso de la reciente historia de este país. Todos aquellos que los usaron como estrategia para apropiarse de los baldíos y tierras de los campesinos deben agradecerle la gestión al magistrado Jorge Pretelt. Por su paso lento en este asunto tuvieron tres años de gracia para gozarse lo ajeno.

Habrá que estar muy atentos de lo que ahora ocurrirá con procesos como el de Las Pavas, y qué ocurrirá con el islote de San Bernardo del Viento. No es difícil imaginarse a Pretelt tomando el sol desde allí, con la brisa fresca del mar Caribe, preguntándose a qué acudirá ahora para defender lo que pretende suyo.

 

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