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Entre el Llanero Solitario y Superman

Sergio Otálora Montenegro
23 de julio de 2016 - 03:30 a. m.

MIAMI.- Estados Unidos vive el apocalipsis: está en ruinas, sitiado por la inseguridad extrema, humillado por sus enemigos externos, con miserables por todas partes , golpeado por terroristas e inmigrantes “ilegales”, con un desempleo galopante provocado por tratados internacionales negociados a favor de terceros y no para llenar, aún más, los bolsillos del Tio Sam.

Entre esta supuesta potencia militar y tecnológica decrépita, sin alternativa,   y Haití  no habría sino una diferencia: que por las montañas de Oklahoma o las llanuras de Colorado, cabalga el salvador, el que arreglará todos los males, porque como bien lo dijo en su discurso de aceptación, en el último día de la convención republicana, “nadie conoce el sistema mejor que yo y por eso soy el único que lo puede arreglar”.

Donald J Trump se presentó como el Llanero Solitario, un alguacil implacable dispuesto a restaurar, en cuestión de días, la ley y el orden en un país agobiado por el legado de ocho años de parálisis e inoperancia en la Casa Blanca. “Esta es la herencia de Hillary Clinton: muerte, destrucción, terrorismo y debilidad”, aseguró la carta del Partido Republicano para recuperar su silla en la Oficina Oval. 

Ante semejante crueldad, ante tal situación deplorable,  la otra cara del Llanero Solitario es la de Superman, porque Donald es como la famosa navaja suiza Victorinox: tiene todos los servicios, es útil para resolver cualquier problema. “Ingresé a la arena política para que los poderosos no sigan golpeando a la gente que no se puede defender por sí misma”, dijo de manera enfática frente a los cerca de tres mil delegados que aplaudían como focas.

Una hora y quince minutos antes de la intervención de este nuevo héroe de la fantasía gringa, la hija del magnate, Ivanka, trató de vender la idea de que su padre es un hombre de lavar y planchar, más cercano a la espátula y el cemento y los cascos de los obreros, que al oropel de la fama y el poder. Los delegados gritaban como poseídos por la magia de las palabras de esta mujer “exitosa y segura de sí misma”, la niña de los ojos del hombre del copete naranja.

Pero apenas se desinfló la última de las bombas que caen, como ya es costumbre, sobre los delegados a la convención, blancas, rojas y azules, y se apagaron las luces del recinto, empezó la destorcida o, mejor, la criptonita de este dudoso mesías.

El Wall Street Journal (WSJ) publicó este viernes una encuesta con los votantes indecisos y el panorama no es alentador para el Llanero-Donald-Superman: en total, un 66% de los votantes indecisos es pesimista o se siente inseguro ante la posibilidad del triunfo de Trump. Entre los independientes, el 73% no está con el candidato oficial del partido republicano.

Y si fuera poco el WSJ, periódico conservador por excelencia, propiedad del zar de los medios  Rupert Murdoch, escribió en su editorial,  después de la fiesta republicana,  que una posible administración de Trump “será tan desorganizada e improvisada como su campaña.” Y remató: “El señor Trump puede ganar si persuade a los votantes a que confíen en él tanto como él confía en sí mismo.[…]O puede implosionar y llevarse por delante en su caída a las mayorías republicanas del  Senado e incluso de la Cámara. Esa es la naturaleza de su candidatura no convencional e impredecible”.

Nunca antes un candidato republicano había pintado un panorama tan desolador en el que los culpables, además de los dos periodos presidenciales de Barak Obama, son los inmigrantes, esos “criminales y violadores”, fuente primaria, y casi única, según Trump, de “la violencia en las calles y el caos en nuestras comunidades”.

Sobra decir que las estadísticas sobre inseguridad que citó en su discurso son erróneas o, en el mejor de los casos, inexactas; que otras cifras son sacadas de contexto o manipuladas, como el caso de los 180.000 inmigrantes deportados quienes, en su mayoría, fueron acusados por delitos menores, según lo indicó el New York Times.

Sin embargo, el magnate inmobiliario en trance hacia la gloria del poder universal, se refirió a ellos como “inmigrantes ilegales con antecedentes criminales”. Traducción: delincuentes y asesinos. 

Después de la convención, el coronado por los delegados no despejó ninguna duda y, por el contrario, parece haberlas aumentado. Siguen sin seguirlo las minorías y un amplio porcentaje de mujeres. La apuesta es que los blancos, no latinos, extremistas, racistas y sobre todo la golpeada clase media,  se vayan en masa a las urnas para elegir a uno que ven, de manera distorsionada, como el compañero de batallas, el redentor,  con esa vaga promesa que dejó en el aíre el candidato en el último día del evento republicano: “estoy con ustedes, lucharé por ustedes y ganaré para ustedes”.

@sergiootalora

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