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Es tiempo de implementar el grado 12

Ignacio Mantilla
30 de enero de 2016 - 02:00 a. m.

De acuerdo con un estudio del Banco Mundial dado a conocer la semana pasada, en América Latina hay 20 millones de “Ninis"; nombre dado a los jóvenes con edades que oscilan entre los 15 y los 24 años que ni estudian ni trabajan.

Así pues, uno de cada cinco jóvenes latinoamericanos en ese rango de edad es un "Nini". Los "Ninis" comúnmente desertan de la educación formal para enfrentarse a muy pocas posibilidades de conseguir un trabajo. Normalmente dependen de trabajos informales, esporádicos y mal remunerados o entran a engrosar las bandas delincuenciales que azotan nuestras comunidades.

La cifra para Colombia no dista mucho de estos datos, y aunque el número de "Ninis" colombianos ha disminuido levemente en los últimos años, hoy se sabe que el 21.3% de nuestros jóvenes se encuentran en esta situación. Más preocupante aún es conocer que las dos terceras partes del grupo de “Ninis” en nuestro país está conformado por mujeres. Lo anterior indica que cerca de un millón ochocientos mil colombianos, menores de 24 años y mayores de 15, no están estudiando ni trabajando y que en este grupo, cerca de un millón doscientos mil, son mujeres jóvenes.

Las evidentes consecuencias de esta situación se manifiestan en una mayor criminalidad y, efectivamente, se convierte en una amenaza económica para el país, dado que tendremos jóvenes sin empleos y sin estudio que replicarán esta situación en sus propias familias.

Será difícil pensar en una paz estable y duradera si dejamos que nuestro mayor potencial hacia el progreso, nuestros jóvenes, pierdan toda esperanza de crecimiento personal y familiar por no ofrecerles educación con calidad y programas efectivos y dignos de inserción laboral.

¿Qué hacer? Por algunas teorías matemáticas se sabe que a veces una pequeña perturbación en un sistema causa una gran ola que afecta y modifica todo el sistema. Cuando las condiciones iniciales se modifican puede cambiar la situación sorprendentemente. Análogamente, por ejemplo, se espera que el esfuerzo que hace el Ministerio de Educación con programas como "Ser pilo paga", que solo modifica las condiciones de ingreso a la universidad de un pequeño grupo (de pilos), cause un efecto capaz de incidir con fuerza en la calidad del sistema.

No creo que exista una solución a corto o mediano plazo que pueda erradicar por completo la situación de los “Ninis", pero sí creo que pueden haber acciones efectivas que introduzcan una perturbación que tenga un gran efecto y cause una significativa reducción de "Ninis". En efecto, en una edad en la que hay que formarse, no podemos permitir que un joven salga del sistema de educación con las manos vacías y caiga en el “pantano” de la inactividad permanente o la holgazanería.

Mi propuesta consiste en crear el grado 12 obligatorio y también gratuito en las instituciones públicas. La idea de aumentar la escolaridad, aunque no es del todo nueva, sí es novedosa pensada como un año adicional, pero al final de la educación media y no simplemente con un año más (que bien podía haberse incluido en el preescolar, por ejemplo). La decisión de incorporar el grado 12 sería una acción concreta y coincidente con el fin del conflicto, una consecuencia natural de un acuerdo de paz que contribuye a la equidad y, por supuesto, a la educación.

El grado 12 obligatorio permitiría retener un año más en el sistema de educación a jóvenes que actualmente ingresan al grupo de "Ninis", justamente al terminar la media. Y es que un año a esa edad representa mucho tiempo, además de gran valor formativo en la vida de cualquier persona, que puede ser mejor aprovechado por los jóvenes en las escuelas para preparar, bien sea su vida laboral o, mejor aún, su ingreso a la educación superior.

Los jóvenes que actualmente se forman en colegios internacionales dentro de nuestro país, en algunos casos ya optan por el grado adicional voluntariamente y en otros casos es obligatorio.

El grado 12 es el lugar propicio para hacer menos heterogénea la formación y reforzar las áreas de matemáticas, lecto-escritura y una segunda lengua; tres campos en los que los jóvenes presentan, comúnmente, las mayores debilidades al iniciar la educación superior.

La propuesta del grado 12 integra en forma definitiva los tres ejes del Plan Nacional de Desarrollo, a saber: paz, equidad y educación. Y, por supuesto, fortalece el propósito de que Colombia sea, para el año 2025, la más educada.

Los gobiernos deben entender entonces, que tal como lo dijo Pascal, refiriéndose a la felicidad, la educación es su más maravillosa y mágica obligación, pues cuanto más le dan, más les queda.

@MantillaIgnacio

*Rector Universidad Nacional de Colombia

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