Expectativas económicas

De acuerdo con la encuesta de Yanhaas del pasado 29 de marzo, tan solo el 8% de los colombianos estima que nuestra economía está mejorando, un 39% considera que estamos en retroceso y un elevado 58% prevé las expectativas como muy malas.

Considero, infortunadamente, que sí estamos en retroceso y que las expectativas son muy malas. Las agencias internacionales calificadoras del riesgo de ‘default’ de los países aceptaron hace algunos meses mantenerle el grado de inversión a Colombia, pero con perspectivas negativas.

Y el propio Gobierno, a pesar de utilizar los medios de comunicación para reconocer que marchamos mejor que los descuadernados Venezuela, Ecuador, Bolivia… se apresuró en enero pasado a disminuir el Presupuesto General de la Nación para 2016 de $216 billones a unos $206 billones, porque las circunstancias lo obligaron a reconocer que el financiamiento de los $216 billones no estaba asegurado. Todos los billones de pesos de esta nota son billones de los de 12 ceros.

Para tener una mejor idea o aproximación a la magnitud del problema, comencemos por reconocer que el déficit fiscal para el 2016 será del 3,6% del PIB, esto es, cerca de $30 billones. Este déficit se presenta cuando los gastos totales del Gobierno superan sus ingresos, los préstamos se excluyen. Y en los gastos no se ha incluido aún el posconflicto.

El déficit en cuenta corriente se avecinará al 7% del PIB, unos $56 billones. Este déficit emerge cuando los gobiernos, los negocios y los individuos importan más bienes, servicios y capital que los que exportan.

Lo más grave de todo. La deuda pública del Gobierno central —tanto interna en pesos como externa en dólares— ronda hoy los $400 billones a cargo de los contribuyentes colombianos, o sea, el alarmante 50% del PIB. Este porcentaje ya se aleja del umbral del 40% del PIB que toleran las calificadoras de riesgo aludidas. Se estiman otros $90 billones adicionales de deuda no contabilizada, cuyo pago correrá por cuenta de los gobiernos futuros. En 2010 adeudábamos solo $250 billones.

Para facilitar los cálculos, con una población estimada en 50 millones de habitantes, adeudamos hoy por cabeza nada menos que ocho billones de pesos. En 2016 debemos dedicar, de los $205 billones arriba mencionados, exagerados, inquietantes $50 billones para servir la deuda pública, o sea, pagar parte del capital adeudado más los intereses sobre los saldos también adeudados.

En Colombia pagan impuestos dos millones de personas naturales y 350.000 personas jurídicas. Asumamos para facilitar los cálculos que pagan impuestos entre ambos grupos 2,5 millones de personas. Si dividimos los $50 billones/año, por los 2,5 millones de contribuyentes, pues encontramos que a cada uno de nosotros nos corresponderá tributar este año para servir la deuda pública del Gobierno, nada menos que 20 millones de pesos colombianos. Este ejercicio no es del todo cierto porque existen otros impuestos como el IVA donde todos participan, pero sirve para aproximarnos a la amarga realidad.