Gaviria y la paz

Por los años 70, como reportero de El Espectador, hice una serie en donde se investigó el mal uso de los llamados auxilios parlamentarios.

Se denunció entonces a la representante por Risaralda Gabriela Zuleta Álvarez. A pesar de que la congresista me amenazó con denuncias por injuria y calumnia, lo que yo publiqué sobre sus fundaciones fantasmas le costó que le levantaran la inmunidad parlamentaria, la privaran de la libertad y la condenaran. Los hechos sucedieron en agosto y septiembre de 1976.

La representante Zuleta Álvarez había salido elegida en las listas liberales que encabezó al Senado el cacique de la época en Risaralda, Óscar Vélez Marulanda, a quien llamaban Fijo Tiro por tener los mismos apellidos, invertidos, de Marulanda Vélez, Tirofijo. Entonces los congresistas tenían suplentes, para reemplazar al principal en las faltas absolutas y temporales. Al producirse esa situación, la curul de Cámara la ocupó el suplente, un joven economista liberal, César Gaviria Trujillo. Desde allí arrancó la carrera política de quien 15 años después llegaría a la Presidencia de la República y luego a la Secretaría General de la OEA.

Hoy, Gaviria Trujillo es uno de los que trabajan en favor de la paz y del plebiscito y lo hace con sus cercanos. Su amigo Fabio Villegas coordina comités; el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas (también de Pereira), dirige las tropas; su exministro Rafael Pardo es jefe del posconflicto. Además, su hija, María Paz (nombre que coincide con la bandera de su padre), es esposa del jefe del conservatismo, David Barguil. Y su hijo, Simón, está “muy feliz” en Planeación, como las encuestas de esa entidad.

De pronto cuando comenzó a hacer política con Plumón, como también se le conocía a Óscar Vélez Marulanda, más de uno le dijo que no iba a ningún Pereira. Y pasó de Dosquebradas, Manizales y Bogotá.