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Hace cien años

Marcos Peckel
26 de mayo de 2016 - 04:46 a. m.

El 23 de noviembre de 1917, a los pocos días del triunfo de la revolución bolchevique, el diario Pravda revelaba los acuerdos secretos firmados entre las potencias coloniales, incluida la aniquilada Rusia zarista, para repartirse los territorios del Imperio Otomano. El acuerdo Sykes-Picot, tan vilipendiado ahora que cumple su primer centenario, fue sólo uno de varios acuerdos y tratados que dieron origen a los estados en el Medio Oriente.

El antecedente de hacerse a zonas de influencia y control por parte de los europeos a través de la creación de estados ya había sido puesto en práctica en la conferencia de Berlín, que entre 1884 y 1886 estableció las fronteras de los estados en África en una repartija en la que no participó ni un solo africano.

El modelo político del Estado-Nación surge en Europa tras siglos de guerras y mal que bien dio origen a entidades con una herencia lingüística, étnica, histórica y religiosa. Los estados creados en África y Medio Oriente son en su mayoría estados sin nación en los que las fronteras corresponden a intereses coloniales y el modelo político del Estado es ajeno a la organización social tradicional de los pueblos.

La creación de la Liga de las Naciones en la conferencia de París de 1919 consolidó el sistema internacional alrededor de los estados. En la región de la creciente fértil del Medio Oriente los estados fueron producto de los acuerdos secretos, las componendas posteriores a la primera guerra y fuerzas locales que lucharon por su independencia. Francia e Inglaterra aseguraban su “tajada” a través de los “mandatos” establecidos por la Liga de las Naciones en la conferencia de San Remo de 1920.

Turquía desaparecía en el tratado de Sevres y renacía tras la épica campaña de Mustafá Kemal Ataturk en la conferencia de Lausana, en la que se le daba sepultura a Kurdistán. En la conferencia de El Cairo en 1921, Winston Churchill de un plumazo se inventaba el Estado Hachemita de Transjordania cercenando dos terceras partes a la Palestina histórica. El movimiento sionista que representaba las aspiraciones del pueblo judío a un Estado en su tierra ancestral lograba que la Liga de la Naciones reconociera ese vínculo histórico e incluyera la declaración Balfour en el texto del mandato británico sobre Palestina.

Mientras los británicos se quedaban con Irak, la gran revuelta árabe encabezada por Faisal ibn Hussein era aplastada por los franceses, con lo que se implementaba a sangre y fuego el acuerdo Sykes-Picot, dando origen a los estados de Líbano y Siria, este último ya colapsado tras cinco años de guerra civil e intervenciones foráneas.

Hace un siglo se forjaba el mapa político del Medio Oriente. Hoy, con buena parte de la región en llamas, podría surgir un nuevo orden o prolongarse la anarquía por los años venideros.

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