Hasta 2018

Luis Carvajal Basto
19 de diciembre de 2016 - 02:00 a. m.

Vargas Lleras y Fajardo, dos de los candidatos más opcionados hasta ahora, son los perdedores políticos con la polarización.

En un país en que  hasta muchos analistas se convirtieron en hinchas, más bien fanáticos , era difícil esperar un resultado inmediato de las buenas gestiones  del Papa Francisco, que no pueden calificarse de fracaso  y sirvieron para confirmar  que la disputa estéril , Sí vs no, irá cuando menos  hasta las presidenciales.

Mientras el ex presidente Uribe insistió en retomar  los diálogos, prácticamente desde cero, el presidente  Santos ofreció reabrirlos sobre su  implementación. Un segundo plebiscito no es realista,  y con razón dicen por ahí que tiene más reversa una moto, pero  Uribe, quien se ha manifestado de acuerdo con la desmovilización y en repetidas ocasiones mostrado a favor de la amnistía, considera que 1)Le favorece  el tiempo, cada vez más cerca de las presidenciales;2) las encuestas, que hasta ahora  juegan a su favor, 3) el cambio de gobierno en Estados Unidos, y  tiene muy claro que, vistos los resultados del plebiscito, la crítica de lo acordado será una bandera electoral importante para el 50% en 2018.

También apuesta  Uribe a que las circunstancias económicas del país, una ecuación  con variables como 1) incremento del IVA,2) inflación, 3) bajo crecimiento y4) alteraciones por la subida de intereses en Estados Unidos, jugarán electoralmente en contra del presidente Santos  quien, hasta ahora, no ha anunciado formalmente  sucesor aunque, en la práctica, su vicepresidente  ha sido funcionario y candidato durante dos periodos. Haga lo que haga, a Vargas le resultará imposible desmarcarse de la gestión Santos(diferente a la Paz) en la percepción de los colombianos , con el agravante de que quienes han respaldado los acuerdos no le creen pero tampoco es confiable para el Uribismo. Lo  que ha logrado recaudar desde el gobierno  en Bogotá y la costa, no le  alcanza  para pasar a segunda vuelta. ¿Sorpresa?

En  política real los acuerdos seguirán su curso  y el  llamado Fast Track se utilizará para su implementación aunque  la decisión de la Corte Constitucional, siendo mejor que una negación, sea ambigua y abra camino a un pleito. Con un sentido pragmático, no existe otra cosa que pueda hacerse  ante la desmovilización de miles de guerrilleros que empiezan su concentración. Amnistía, indulto y, finalmente, dejación de armas, prerrequisitos de la participación en política de las FARC, son una salida concreta que los colombianos hemos buscado durante décadas. ¿Alguien esperaba que la Corte lo prohibiera? ¿Quién se le mide a asumir la responsabilidad de un eventual fracaso? La controversia sobre su legalidad  puede ser  un argumento tan legítimo como impracticable. Algo así como hacer discursos contra las leyes de la física: el acuerdo es un hecho.

Políticamente la cosa es diferente  y desde ahora perfila las próximas elecciones que tendrán segunda vuelta (en la primera participarán  Fajardo, Petro etc.) y en ella un candidato que agrupe los sectores a favor de los acuerdos  y otro los  que los cuestionan. En la primera coalición el negociador Humberto De la Calle lleva ventaja, pudiendo recoger  el “centro- izquierda”, y en la segunda será alguno de los alfiles del ex presidente Uribe, teniendo más posibilidades el ex candidato Zuluaga quien, por encima  de sus competidores internos, tendrá la confianza del  ex presidente.

El actual escenario, siendo el más probable, tiene, entre otras cosas, dos grandes damnificados que hoy marcan bien en las encuestas   pero se diluirán en  la segunda vuelta: Sergio Fajardo y Germán Vargas. ¿ a quién apoyarán?

@herejesyluis
 

 

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