Vargas Lleras y Fajardo, dos de los candidatos más opcionados hasta ahora, son los perdedores políticos con la polarización.
En un país en que hasta muchos analistas se convirtieron en hinchas, más bien fanáticos , era difícil esperar un resultado inmediato de las buenas gestiones del Papa Francisco, que no pueden calificarse de fracaso y sirvieron para confirmar que la disputa estéril , Sí vs no, irá cuando menos hasta las presidenciales.
Mientras el ex presidente Uribe insistió en retomar los diálogos, prácticamente desde cero, el presidente Santos ofreció reabrirlos sobre su implementación. Un segundo plebiscito no es realista, y con razón dicen por ahí que tiene más reversa una moto, pero Uribe, quien se ha manifestado de acuerdo con la desmovilización y en repetidas ocasiones mostrado a favor de la amnistía, considera que 1)Le favorece el tiempo, cada vez más cerca de las presidenciales;2) las encuestas, que hasta ahora juegan a su favor, 3) el cambio de gobierno en Estados Unidos, y tiene muy claro que, vistos los resultados del plebiscito, la crítica de lo acordado será una bandera electoral importante para el 50% en 2018.
También apuesta Uribe a que las circunstancias económicas del país, una ecuación con variables como 1) incremento del IVA,2) inflación, 3) bajo crecimiento y4) alteraciones por la subida de intereses en Estados Unidos, jugarán electoralmente en contra del presidente Santos quien, hasta ahora, no ha anunciado formalmente sucesor aunque, en la práctica, su vicepresidente ha sido funcionario y candidato durante dos periodos. Haga lo que haga, a Vargas le resultará imposible desmarcarse de la gestión Santos(diferente a la Paz) en la percepción de los colombianos , con el agravante de que quienes han respaldado los acuerdos no le creen pero tampoco es confiable para el Uribismo. Lo que ha logrado recaudar desde el gobierno en Bogotá y la costa, no le alcanza para pasar a segunda vuelta. ¿Sorpresa?
En política real los acuerdos seguirán su curso y el llamado Fast Track se utilizará para su implementación aunque la decisión de la Corte Constitucional, siendo mejor que una negación, sea ambigua y abra camino a un pleito. Con un sentido pragmático, no existe otra cosa que pueda hacerse ante la desmovilización de miles de guerrilleros que empiezan su concentración. Amnistía, indulto y, finalmente, dejación de armas, prerrequisitos de la participación en política de las FARC, son una salida concreta que los colombianos hemos buscado durante décadas. ¿Alguien esperaba que la Corte lo prohibiera? ¿Quién se le mide a asumir la responsabilidad de un eventual fracaso? La controversia sobre su legalidad puede ser un argumento tan legítimo como impracticable. Algo así como hacer discursos contra las leyes de la física: el acuerdo es un hecho.
Políticamente la cosa es diferente y desde ahora perfila las próximas elecciones que tendrán segunda vuelta (en la primera participarán Fajardo, Petro etc.) y en ella un candidato que agrupe los sectores a favor de los acuerdos y otro los que los cuestionan. En la primera coalición el negociador Humberto De la Calle lleva ventaja, pudiendo recoger el “centro- izquierda”, y en la segunda será alguno de los alfiles del ex presidente Uribe, teniendo más posibilidades el ex candidato Zuluaga quien, por encima de sus competidores internos, tendrá la confianza del ex presidente.
El actual escenario, siendo el más probable, tiene, entre otras cosas, dos grandes damnificados que hoy marcan bien en las encuestas pero se diluirán en la segunda vuelta: Sergio Fajardo y Germán Vargas. ¿ a quién apoyarán?