Ho’oponopono

Aldo Civico
13 de enero de 2016 - 02:00 a. m.

Nelson Mandela decía que no perdonar es como tomarse un veneno y esperar a que el enemigo muera.

Quizás la historia de Colombia podría ser interpretada también como el fracaso del perdón; un fracaso que ha favorecido el contagio del odio y de la venganza que, convertidos en sentimientos e identidades colectivas, incluso se transformaron en proyectos políticos de muerte y terror.

Si hoy en Colombia la paz es una posibilidad concreta, quizás valga la pena reflexionar sobre el poder del perdón y de limpiar el corazón –para que el perdón no siga fracasando–.

Pensé en esto recientemente mientras profundizaba mi conocimiento sobre un antiguo sistema de curación hawaiano, llamado Ho’oponopono. La expresión significa “rectificar un error”. Según la antigua sabiduría hawaiana, los errores surgen de pensamientos que son contaminados por recuerdos dolorosos del pasado. Ho’oponopono ofrece la posibilidad de eliminar pensamientos dolorosos y errores que son tóxicos y causan enfermedad y desequilibrio.

Les quiero compartir una historia, así como la descubrí en un libro de Joe Vitale. Es la historia de un psicólogo, el doctor Hew Len, que en un hospital de Hawai ayudó a curar criminales enfermos mentales, sin siquiera ver a ninguno de ellos profesionalmente.

En este hospital el miedo de ser atacados por los enfermos mentales era constante. Los psicólogos renunciaban frecuentemente. El doctor Hew Len nunca visitó o hizo una consulta con estos enfermos. Accedió a revisar sus informes y mientras los estudiaba, intervenía sobre sí mismo. En la medida en que intervenía sobre si mismo, los enfermos mejoraban. “Después de unos meses, a los enfermos que estaban esposados se les permitió caminar libremente”, cuenta el psicólogo. ¿Qué hacia de especial este psicólogo?

De acuerdo con Hew Len, tener la responsabilidad total por tu vida significa que absolutamente todo en tu vida—simplemente por ser parte de ella— es tu responsabilidad. Carl Jung decía que la realidad externa que uno observa es la sombra de la vida de uno mismo, incluyendo la violencia, el conflicto, la guerra. Por lo tanto, no solamente soy responsable de lo que digo o hago, sino también de lo que todos dicen y hacen –entre ellos los terroristas, los políticos…–.

Es una noción paradójica, difícil de aceptar, porque culpar a los demás es mas fácil que asumir la responsabilidad total, ya que esta exige que para cambiar a los demás, cambie yo (dado que soy totalmente responsable). Al mismo tiempo, si la responsabilidad total es mía, también es mía la oportunidad total de sanar.

Cuando Hew Len leía los informes de los enfermos, sentía un dolor dentro sí mismo y se preguntaba cuál era la parte dentro de él responsable por el desequilibrio manifestado por el otro. Sanaba aquella parte, repitiendo estas palabras: “Lo siento. Te amo. Perdóname. Gracias”. Es la practica del Ho’oponopono.

Son palabras sencillas, que dichas con sinceridad desde lo más profundo del corazón, tienen el poder de sanar. En la medida en que nos sanamos, limpiándonos de las toxinas del odio, también sanamos el mundo, construyendo así la verdadera paz.

 

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