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ICETEX: censurar es peor que críticar

Carolina Botero Cabrera
01 de abril de 2016 - 02:01 a. m.

Facilitar créditos para estudiar es tan importante para la sociedad como impopular entre algunos beneficiarios. Con los años, ICETEX ha acumulando detractores con voces activas. Por molestos que le resulten a la institución, tienen derecho a existir.

La Asociación de Usuarios de Créditos Educativos (ACUPE) ha recogido a muchos deudores insatisfechos del organismo público que usan un sitio en Internet a cargo del periodista Fernando Calao, también secretario de ACUPE, para denunciar y exponer sus molestias y dar voz a sus acciones: www.icetextearruina.com. El sitio fue retirado de Internet recientemente por una queja interpuesta por ICETEX ante el intermediario de alojamiento del sitio (GoDaddy); la causa: uso no autorizado de la marca. Aunque el sitio está nuevamente en línea, reactivado con otro proveedor, la acción de ICETEX fue condenada por la Fundación Karisma* y la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) por ir en contra de la libertad de expresión.

Los procedimientos expeditos en los que los intermediarios bloquean contenido o retiran nombres de dominio a petición de los titulares de propiedad intelectual (derecho de autor o marcas respectivamente) son excepcionalmente extrajudiciales —también pornografía infantil—. Aunque no deberían usarse para callar a los disidentes, hemos visto que esos procedimientos se usan para censurar. Si una persona u organización quiere bloquear una página, no puede abusar de la propiedad intelectual. Si cree que hay una causa legítima, debe ir a un juez, quien, en casos excepcionales como restricción a la libertad de expresión, podrá dar esa orden.

La capacidad que cualquiera tiene de ser productor de contenidos, emisor de información, de no solo ser consumidor sino activo participante de la comunicación, obliga a proteger Internet como canal y herramienta de expresión y a evitar el bloqueo de contenidos, sitios, cuentas, etcétera. Nadie debe estar obligado a pedir permiso para parodiar o para citar una obra, mucho menos si lo que se hace no es halagar sino criticar. Usar públicamente una marca para criticarla tampoco requiere permiso, menos si lo que se hace es ofrecer información de interés público.

* Trabajo en Fundación Karisma

 

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