La crucifixión de Clara López

Así como le sucede a todo el que se mete de redentor, que instantáneamente muere crucificado, la presidenta del Polo Democrático Alternativo Clara López, vive su propio calvario, esta vez por cuenta de la incómoda situación en la que se encuentra, tras el creciente rumor de una posible invitación del Gobierno Nacional para que haga parte del gabinete ministerial.

No sé si se le ha vuelto costumbre a Clara López, quedar crucificada en medio de circunstancias que le son adversas. Le sucedió en primer lugar con los hermanos Moreno Rojas (Samuel e Iván), quienes con el robo a las finanzas públicas de Bogotá a manos llenas, le dejaron en una situación difícil de manejar e incómoda para ella misma.

Ahora vuelve a quedar crucificada en medio de dos corrientes al interior del Polo Democrático, una que se considera de avanzada, que entiende que desde adentro del Estado se pueden generar cambios en la política y otra de línea bastante radical (MOIR), que no considera la idea de participar en un gobierno que a pesar de abrirle la oportunidad al país para que le ponga fin al enfrentamiento armado por la vía del diálogo, ha dado continuidad al libre mercado; vende al sector privado activos nacionales como Isagen; amenaza a la clase media con una nueva carga de impuestos y no incentiva de manera satisfactoria al pequeño agricultor.

De nada sirvió a Clara López el haber apoyado a Juan Manuel Santos en su reelección presidencial, si por cuenta de la discusión interna que se vive al interior de su partido, donde se debate si debe aceptar un posible ofrecimiento de parte del Gobierno Nacional, no va a poder cobrar políticamente al primer mandatario, el haberle endosado los votos de la izquierda para que este pudiera continuar en el Palacio de Nariño.

Hay algo que le admiro a la presidenta del Polo, y es la lealtad con su gente. Es por eso que entiendo las razones que tuvo para no haberse percatado de que algo turbio se estaba cocinando durante la administración de Samuel Moreno y haberle defendido ciegamente hasta el punto de asegurar que todo las sospechas de que existían de un carrusel de contratos, era “una persecución política”, frase que tuvo que dejar de pronunciar cuando judicialmente se demostró que si era cierto que a Bogotá la estaban saqueando desde la Alcaldía Mayor, con la abierta complicidad de la mayor parte de los concejales de ese entonces, órganos de control del distrito, algunos funcionarios distritales y de su mismo partido.

Lastimosamente esta defensa solo le sirvió para quedar crucificada en medios de dos bandidos (Samuel e Iván Moreno), porque Bogotá le pasó cuenta de cobro en las últimas elecciones locales al Polo Democrático por todos los hechos de corrupción que sucedieron durante esa administración y por el descuido al que fue sometida la ciudad mientras la izquierda fue gobierno.

Entiendo además que por esa lealtad no negó el aval a una persona de quienes muchos tenemos dudas como Venus Albeiro Silva. También por razones políticas claro está. En una campaña electoral no se desprecia un capital politiquero como el que tiene este concejal de izquierda en la localidad de Bosa en Bogotá.

Ahora, cuando Clara López no ha terminado de reponerse de su reciente derrota electoral, recibe una segunda crucifixión, quedando prácticamente inmóvil entre dos fuerzas al interior de su partido que no se ponen de acuerdo, en si como fuerza política deben o no hacer parte del equipo de Gobierno de Juan Manuel Santos, quien tiene una deuda enorme con la izquierda en Colombia, porque no se puede desconocer que si no es por esa ayuda, este no hubiese logrado su reelección como primer mandatario.

La excandidata a la Alcaldía Mayor de Bogotá debe definir su futuro político, que bien puede ser, el participar en el gabinete ministerial de manera individual, lo que le valdría la ruptura con el Polo Democrático Alternativo o permitir que por cuenta del radicalismo y la falta de visión política, la izquierda le siga llevando como cordero al matadero y de paso le siga crucificando.

@sevillanojarami