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La mujer que queremos ser

María Claudia García
21 de octubre de 2016 - 02:19 a. m.

Hoy decido cargar la bandera feminista, porque es doloroso vivir y criar hijas en un país tan machista.

Me parece injusto e inapropiado lo que pudimos ver desde lejos en el proceso de paz, donde solo había una mujer entre todos estos señores llenos de poder, sentí cierto escozor y dolor de patria al notar que las mujeres en este país somos testigos mudos de lo que nos pasa y de lo que les pasará a nuestros hijos y a sus hijos. 

Constantemente somos tocadas, violentadas, ultrajadas y mandadas a callar. Nuestra opinión no importa y entre nosotras mismas existe una especie de competencia y rivalidad que nos impide disfrutar del éxito que cualquier otra, mientras sí festejamos los triunfos masculinos, porque no hay ningún tipo de sentido de pertenencia y unidad con el género femenino en nuestra cultura.

Queremos ser la mujer 10 que te inculcan los medios y que te exige la sociedad actual, algo que es sumamente difícil y agotador, más si eres madre y quieres realizarte personalmente. Debemos ser  profesionales exitosas y productivas, tener un hogar impecable en todo sentido y cuidar de nuestros maridos para que no venga otra más joven y se los lleve. Además de eso debemos estar al último grito de la moda y los años no pueden pasarnos por encima.

Entonces, en resumen, debemos ser modelo de portada de revista, exitosas laboralmente y tener una familia de cuento de hadas. Estas exigencias nos arrastran a querer abarcar todos los campos, a autoexigirnos ser las mejores en todo y a no tener ni un segundo para para nosotras mismas.

Hay una especie de adoctrinamiento histórico inadmisible, donde somos usadas como objetos o trofeos. En donde nosotras mismas somos generadoras de una desigualdad absoluta, o ¿por qué resultan tan sexy las canas en un hombre, que denotan experiencia y en nosotras es una real tragedia?

La mujer es la base de la sociedad, se multiplica para ser madre y formar a los hijos en valores, se esfuerza por ser una excelente profesional y demostrarle a sus jefes y compañeros hombres que está a la par de ellos, aunque según las estadísticas no gane el mismo salario aunque se esfuerce el triple. Dejándonos pisar muchas veces por el ego de algunos de ellos, que no permiten tener al lado a una mujer que tenga luz y brille más y que con violencia psicológica nos dan puños en el alma y aplastan nuestra autoestima como si fuera plastilina

Este es un llamado al respecto a la mujer en todo sentido, a un auto respeto y valoración de nosotras mismas y una exigencia a la no violencia física y emocional de parte de ningún tipo de persona. Los que queremos la paz comencémosla con nosotros mismos y en nuestros hogares.

@mariaclaugarcia

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