Publicidad

La necesidad de un centro político reformista

Daniel Mera Villamizar
14 de mayo de 2016 - 02:00 a. m.

El centro político se está quedando huérfano en Colombia.

Los deslizamientos de distintos partidos hacia el populismo son cosa de todos los días, a la derecha y a la izquierda. La competencia por ocupar el centro político, escasa. Lo que no deja de ser sorprendente y preocupante.

Los partidos presentan proyectos de ley para generar beneficios sociales específicos, pero no las reformas generales que se necesitan. Si el gobierno anuncia una, se apresuran a señalar qué parte no apoyarán y a cobrar el respaldo en el Congreso.

Ningún partido parece especialmente interesado en liderar la reforma tributaria, la pensional, la urbana, la de educación superior, la de las corporaciones autónomas regionales, el ajuste de regalías, por mencionar las evidentes.

Es como si la agenda grande fuera responsabilidad exclusiva del gobierno y no de los partidos que lo eligieron. Y los gobernantes, en lugar de intentar modificar esto, prefieren “tirarles huesos ” a los líderes parlamentarios reservándose la “carne” para una tecnocracia cada vez más débil.

Así, la deriva del sistema político nos ha llevado a que no haya una fuerza política (interpartidista) que asuma el equilibrio entre la estabilidad y el cambio en el marco de un proyecto ambicioso de país. Por eso las reformas van en secuencia muy lenta, no se hacen o se hacen mal.

Básicamente, el gobierno debe convencer de cada reforma a los partidos que lo apoyan. La energía le alcanza para persuadirlos de una o dos reformas importantes, y las demás se van acumulando, postergando, olvidando. Si el gobierno se debilita, hasta ahí llega la agenda reformista, porque los partidos carecen de ella. De hecho, el gobierno hace las ponencias más relevantes del Congreso.

La crisis de los partidos, presente en muchos países, puede explicar, en parte, la abdicación o irrelevancia programática, pero en el caso colombiano, hay los recursos para cambiar la situación. La financiación estatal de los partidos puede usarse para verdaderos tanques de pensamiento y de políticas públicas que les den con qué trabajar a los representantes de elección popular.

Lo que falta es otra cosa. Una combinación de gente e instituciones para salir de la inercia. Gente que existe y que podría dejar de sentirse cómoda presidiendo aparatos subdesarrollados. Gente que podría llegar si se controla el clientelismo y la corrupción del dinero en la política. Gente con espíritu y formación para elevar lo mejor de nuestras tradiciones, poco dada al extremismo, al populismo, pero con conciencia del largo plazo que se consume todos los días. Instituciones, formales e informales, que faciliten y premien el ejercicio de la política acorde con la sociedad del conocimiento y del aprendizaje.
@DanielMeraV
 

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar