La paz en concreto

La paz no es única ni unívoca.

Tiene muchos significados y dimensiones. Existe la paz interior, la de cada uno en su fuero interno y en las relaciones con su entorno inmediato. Existe la paz en los espacios exteriores, públicos y a diferentes escalas. Está la paz en ámbitos colectivos, como la familia, el trabajo o el estudio. Y puede existir también la paz en el complejo entramado de las relaciones nacionales e internacionales. Pero hay elementos comunes en todos esos escenarios, que constituyen lo que esencialmente es la paz: tranquilidad, respeto, equidad, vigencia de los derechos de cada uno, y solución no violenta de los conflictos inevitables.

Siendo distintas, no son independientes esas diversas acepciones y modalidades de paz. La falta de paz al interior de las naciones, imposibilita en la práctica la paz a nivel mundial. Y los ambientes de violencia familiar o laboral hacen imposible la paz interior de sus integrantes. Por eso, mientras se avanza en el ámbito público en las negociaciones hacia una paz político-militar entre el Gobierno y las Farc – y ojalá pronto con el ELN – es preciso que avancemos también en la preparación de los escenarios personales y cotidianos en que se concretarán esos acuerdos. Podemos hacerlo, en parte, anticipando algunos de tales escenarios y preguntándonos cuál sería nuestra actitud.

Asumiendo, por ejemplo, que efectivamente Timochenko es médico de la Universidad Patricio Lumumba, de Moscú y que, firmados los acuerdos, prefiere ejercer la medicina, previa la legalización de su título: ¿asistiría usted a consulta con el doctor Rodrigo Londoño Echeverri? ¿Cuál clínica le daría trabajo? ¿Aceptaría la Academia Nacional de Medicina al doctor Londoño como miembro de número?

Considerando ahora que, como parte de Paz Colombia, el gobierno de los Estados Unidos libere a Simón Trinidad: ¿cuál de los bancos volvería a ofrecerle la gerencia de una de sus sucursales? ¿Iría Usted tranquilo a solicitarle asesoría para sus inversiones al economista de la Tadeo Lozano, Ricardo Palmera Pineda? Más aún: ¿dormiría tranquilo en adelante el gerente Palmera, cobrando a sus clientes las tasas que hoy cobran por movimientos bancarios y manejo de tarjetas de crédito, y retribuyendo a sus ahorradores intereses tan bajos?

¿Entraría Usted a su hijo a estudiar en la academia de música dirigida por el exintegrante del Bloque Sur, Julián Conrado, “el cantante de las Farc”, reconvertido ahora en el profesor de guitarra Guillermo Enrique Torres? ¿Contrataría el SENA como instructores de motores fuera de borda a algunos de los mejores lancheros de las Farc, y correrían los ganaderos y empresarios del campo a inscribir a sus trabajadores en tales cursos de capacitación?

En otro nivel académico, ¿estarán dispuestos el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, IEPRI, de la U. Nacional, o la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo, de la U. de Los Andes, a contratar como nuevos docentes al lla mado ex-canciller de las Farc, el paisa Rodrigo Granda, o al caleño Luis Alberto Albán B., más conocido como Marcos Calarcá? ¿A cuántas exguerrilleras estarán dispuestas a recibir como estudiantes regulares las más prestigiosas universidades católicas y privadas del país?

Finalmente, ¿a cuántos ex-guerrilleros va a emplear como sacristanes la Conferencia Episcopal? ¿Invitaría Usted a la novia de su hijo, la holandesa Tanja Nijmeijer, a sus fiestas familiares y a la próxima recepción en su club?

Por descontado que uno no tiene que volverse amigo de todo el mundo. Uno escoge sus amigos. Pero sí necesitamos romper con muchos estereotipos o prejuicios, perdonar muchos actos, replantearnos algunos valores, modificar ciertas conductas, y mirar más para adelante que para atrás si queremos que la paz deje de ser una noticia ajena y externa y se convierta también en una vivencia interna, personal y cotidiana. La paz en concreto.

*Médico social