Publicidad

La verdad de Leonard

Melba Escobar
08 de septiembre de 2016 - 02:24 a. m.

Desde hace unos años he dado un taller de pensamiento crítico y argumentación para líderes de Tumaco, Quibdó y Buenaventura. Disfruté oyendo a Leonard Rentería en su intervención.

La elocuencia y honestidad de este bonaverense la vi en algunos de los participantes en esos encuentros, en su lucidez y su fuerza.

Lo paradójico es que en sus discursos, a diferencia del de Leonard, no siempre primaba la defensa de la paz. Con los mismos argumentos: “los pobres somos quienes ponemos los muertos y quienes peleamos la guerra”, “los victimarios lo son porque el Estado no les ha dado oportunidades”, se oponían a una salida negociada.

Se referían a la experiencia de desmovilización de los paramilitares como el inicio de las Bacrim en Buenaventura. Ese antecedente es para muchos un indicio de una historia que se podría repetir con los desmovilizados de la guerrilla, argumento que usan para estar en contra del Sí. El temor es quién va a ejercer el poder en lugares en los cuales la autoridad representada por las Farc ha sido la única en su territorio, el sustituto del Estado, la figura de quien pone orden en la población.

No falta el líder que asemeja el vacío de poder que se puede presentar con la llegada de los estadounidenses a Irak. Un evento que barre con la autoridad reinante, para dejar a su paso la anarquía y el desangramiento sin ley ni orden. “¿Quién va a ocupar su lugar cuando se vayan? ¿El Estado? ¿Pero si no han podido ocupar el territorio en siglos, quien dice que van a hacerlo ahora?”, dijo un líder del alto Baudó sin saber que esta semana ya comenzarían a escucharse denuncias en ese sentido en varias zonas del país.

Tanto él como otros hacían una defensa de ciertos roles de las Farc. En Quibdó, Rosmira Salas, representante de Cocomacia, organización que reúne consejos comunitarios en Chocó, dijo: “Esta es una paz colonial, pactada entre blancos y para los blancos. La firman para poder venir aquí a llenarnos de multinacionales y seguir encontrando otras formas de explotación. La guerrilla ha salvaguardado nuestro territorio, hasta ahora no entran empresas porque ellos están ahí. No sabemos qué va a pasar cuando se vayan”.

Este no es un discurso que tenga nada que ver con el del uribismo, más bien podría asociarse a una izquierda militante. Es cierto que Leonard cantó más de una verdad necesaria. Pero no lo es, como creen algunos, que solo los ricos se oponen al plebiscito, o que el Sí es potestad de las poblaciones más afectadas por la guerra.

No es tan fácil como ser negro y pensar de una manera, blanco para pensar de otra, Sí o No, Petro o Uribe, “paz colonial” o “paz castrochavista”, el reduccionismo en su máxima expresión al que nos hemos acostumbrado, tal vez desde siempre. Nos falta un largo camino para llegar a la reconciliación, para escuchar las verdades como las de Leonard sin darles enseguida filiación a un dogma, un partido, una sentencia. ¿Habrá una forma de entender la realidad sin sentenciarla? ¿Seremos capaces de leerla en todos sus matices, de dejar que la realidad se expanda, en lugar de reducirse, con las lecturas, visiones y miradas particulares de cada uno? Quiero creer que sí. Y quiero creer que el Sí del plebiscito es un primer paso hacia allá.

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar