La verdad sobre las grietas y goteras de la Ciudad Universitaria

Ignacio Mantilla
12 de noviembre de 2016 - 02:00 a. m.

Mucho se ha dicho en estas semanas sobre la aparente deficiencia de la infraestructura de la Universidad Nacional en Bogotá, tanto que en los medios se han acuñado frases como “la Universidad se está cayendo a pedazos”.

No pretendo desconocer que más de una docena de las edificaciones del campus de Bogotá requieren una intervención prioritaria, principalmente en sus cubiertas. Tampoco ha sido propósito de la dirección de la Universidad ocultar esta situación. En efecto, yo mismo cuando asumí la rectoría evidencié estos problemas provocados por décadas de baja inversión en la infraestructura de la Universidad. Una de las primeras tareas fue la de realizar un diagnóstico detallado de las edificaciones de la Universidad. El informe del estado de algunos edificios se plasmó en un folleto con más de 150 imágenes que presentaban el deterioro alarmante en Bogotá.

Por entonces convoqué a los exrectores de la Institución para presentarles con detalle el diagnóstico y buscar junto a ellos caminos de solución efectivos, pues sabía que esta situación había sido enfrentada de distintas maneras por cada uno de ellos. El grupo de exrectores redactó y firmó una carta enviada al Presidente Santos el 16 de agosto de 2012. En ella se exponía la preocupante situación del campus de Bogotá y de la insuficiente financiación de la Institución que le impide destinar los recursos necesarios a la infraestructura.

Ante el fracaso de la iniciativa me preocupé por gestionar los recursos para superar el más grave y urgente problema de ese momento: la ausencia de un hospital universitario para consolidar una adecuada formación en las distintas carreras del área de la salud. Este problema se agudizó desde el cierre del Hospital San Juan de Dios y había provocado ya un paro de estudiantes de medicina. Por supuesto, también gestioné recursos necesarios para el mantenimiento, actualización y modernización de la infraestructura. Así fue como durante un año trabajamos por la aprobación de la ley 1697 de 2013, ley de Estampilla pro Universidad Nacional. Este proyecto que tuvo el apoyo unánime del Congreso de la República y del Gobierno Nacional nos ha permitido disponer de nuevos recursos que se han destinado con exclusividad a la infraestructura de la Universidad. Gracias a ellos, hoy contamos con el nuevo Hospital Universitario Nacional en plena actividad, equipado con la más alta tecnología para la atención adecuada de los pacientes y la formación de calidad de nuestros estudiantes.

Adicionalmente, con los recursos de la Estampilla, algunas donaciones y la priorización de los recursos del presupuesto de la Universidad hemos llevado a cabo en la Ciudad Universitaria, entre otras obras, la intervención en un alto porcentaje de las cubiertas de edificios, áreas públicas y vías peatonales, la modernización del edificio insigne de la Facultad de Ingeniería y la construcción de dos nuevos edificios: el de la Facultad de Enfermería y el del Archivo Histórico. Durante los últimos cuatro años hemos realizado en el campus de Bogotá el reforzamiento estructural completo a 11 edificaciones que representan cerca de 50 mil metros cuadrados de construcción.

Sin embargo, es evidente que falta mucho por intervenir y por invertir, que el presupuesto no es suficiente y que las necesidades son urgentes. Hoy por hoy nos concentramos en el mantenimiento preventivo y correctivo de varias de las casi 40 edificaciones patrimoniales de la Ciudad Universitaria. Lamentablemente a veces la intervención urgente, por ejemplo de las cubiertas, enfrenta retrasos debidos a los trámites requeridos para obtener los permisos necesarios que establecen las normas de los entes de control. En ocasiones, ni siquiera con los recursos disponibles es posible llevar a cabo, a tiempo, las intervenciones necesarias.

Como lo informé en un reciente artículo, la Universidad Nacional cuenta en sus 8 sedes con más de 320 edificios dedicados a la docencia, la investigación y la extensión. Los problemas de infraestructura se han presentado especialmente en Bogotá y principalmente en algunos de los 102 edificios construidos antes de la expedición de las normas de sismo resistencia. Se ha llevado a cabo, como ya se dijo, el reforzamiento de una decena de edificios y hay 17 construidos en los últimos años que no requieren intervención. Actualmente, tenemos 15 edificios en observación, monitoreados permanentemente y 2 edificios que requieren una recuperación de emergencia.

Se ha priorizado la intervención de las cubiertas de otros 20 edificios. Esto tiene un costo de 17 mil millones de pesos; parte de estos recursos ya se han dispuesto, tomándolos de otros proyectos. El valor estimado para la intervención integral de todas las edificaciones de la Ciudad Universitaria que deben ser atendidas y actualizadas bajo las normas de sismo resistencia es de 750 mil millones de pesos. Si a esto se suman las nuevas obras proyectadas, la cifra requerida se acerca a los 900 mil millones de pesos.

El caso particular de la Facultad de Derecho está siendo atendido y revisado con urgencia. Sin embargo, la aparición de esta situación tiene que ver también con que en el pasado se llevaron a cabo intervenciones estructurales sin el debido estudio técnico que las soportara. El edificio de Derecho originalmente se construyó de dos pisos; hoy tiene tres.

La búsqueda de soluciones y la gestión permanente de recursos sigue siendo nuestra preocupación y prioridad. En este semestre estamos acudiendo a la contratación de nuevas cuadrillas y brigadas encargadas de atender los puntos vulnerables de la infraestructura. Hemos organizado el presupuesto y los proyectos de inversión de tal manera que se atiendan las necesidades de infraestructura de la Universidad para superar las urgencias y continuar con la modernización física de la Institución.

Ante este innegable esfuerzo de la administración de la Universidad, no entiendo que tenga mayor impacto en los medios, la aparición de una nueva gotera, que la apertura de un nuevo hospital o la inauguración de un nuevo edificio. En este sentido, insisto en que la Universidad Nacional, patrimonio de todos los colombianos, tiene 8 sedes y cuenta con edificaciones y campus que no tienen nada que envidiar a las más modernas y bellas instalaciones de universidades europeas o norteamericanas. Invito a los medios a que visiten todas nuestras sedes para que puedan entregar a la comunidad una imagen más real de la universidad de todos, la Universidad Nacional de Colombia.

*  Rector, Universidad Nacional de Colombia

@MantillaIgnacio

 

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