Las elecciones de Francia en 2017

Daniel Emilio Rojas Castro
13 de diciembre de 2016 - 02:00 a. m.

La izquierda francesa no ganará las elecciones presidenciales de 2017 si concurre con más de tres candidatos.

François Hollande anunció que no será candidato en las elecciones presidenciales de 2017. Desde hacía varias semanas se especulaba sobre la reelección del presidente francés, pero ni sus allegados ni los medios se habían atrevido a conjeturar sobre su posible permanencia en el Palacio del Eliseo.

El anuncio ocurrió después de que la derecha y el centro escogieran en la segunda vuelta de una elección primaria a François Fillon, ex primer ministro de Sarkozy, como candidato único para afrontar la contienda electoral del próximo año. Fillon, un conservador de 62 años que se también se desempeño como ministro de educación y de trabajo, conocido por impulsar una reforma laboral y pensional de corte tatcheriano, superó inesperadamente a Sarkozy y al actual alcalde de Burdeos, Alain Juppé.

La unidad del centro y de la derecha ocurre en un momento difícil para la izquierda francesa, acusada de incapacidad e improvisación frente a los temas de inmigración y seguridad durante el quinquenio de Hollande (un señalamiento que, a pesar de los atentados de Charlie Hebdo, Niza y el Bataclán hay que matizar, sobre todo si se tiene en cuenta que la acción militar francesa impidió la expansión del Estado Islámico en África subsahariana y occidental).

De cualquier modo, en el gobierno el fraccionamiento progresivo del socialismo ha sido evidente desde que los ministros de economía y finanzas decidieron hacer toldo aparte para preparar sus campañas presidenciales. La aspiración del primer ministro Manuel Valls a la primera magistratura, oficializada horas después del anuncio de Hollande, constituye una nueva barrera a los proyectos de unión del socialismo.

Para las elecciones presidenciales del 2017, el faccionalismo del socialismo se suma el faccionalismo de toda la izquierda, expresado en el rechazo generalizado a la invitación del secretariado socialista para escoger un candidato único. Mientras los candidatos —y los posibles candidatos— se acusan de no representar los valores de su orientación ideológica, sus electores tradicionales los abandonan por considerarlos tan elitistas y alejados de la realidad como sus homólogos de la derecha. A cuenta gotas, y siguiendo una dinámica electoral presente en casi todo el mundo, los votos de la izquierda se van desplazando al centro, a la derecha, y a la extrema derecha.

En una elección presidencial ningún pronóstico es definitivo hasta que haya un ganador, pero si la izquierda concurre con tres candidatos a la primera vuelta no tendrá ninguna posibilidad de ganar la contienda electoral. El paso a la segunda vuelta dependerá de que se presenten sólo dos candidatos, y de que se establezca una alianza en el último minuto para enfrentar a Fillon o a Marine Le Pen, la candidata de un Frente Nacional fortalecido que continúa acumulando electores y cargos de representación popular.

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