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Lo mediático

Hernán Peláez Restrepo
06 de julio de 2016 - 03:00 a. m.

Pasó la Copa América Centenario no hace mucho y sólo quedó como tema esencial el retiro de Lionel Messi. La euforia de los chilenos por su segundo título consecutivo, la amargura de los brasileños, solucionada parcialmente con la salida del técnico Dunga, la pesadumbre de los mexicanos por la goleada y el tercer puesto de nosotros, que a la larga no dice mucho, pasaron todos ellos a lugar secundario.

Los argentinos taparon la derrota en la final, trayendo como tema esencial lo de Messi. De todas las peticiones, lágrimas, carteles, movimientos en redes sociales, para obligarlo a regresar, no se conoce respuesta seria. Mientras ello ocurre y montañas de tinta se gastan, me parece interesante recoger reflexiones de un hombre del fútbol como es César Luis Menotti sobre el caso.

Escribió para un diario argentino las causas probables del fracaso de Lionel Messi en los últimos diez años con la selección de mayores. Palabras más o palabras menos, Menotti dice que la diferencia entre el Messi del Barcelona y el de selección de Argentina está en el grupo de jugadores que lo rodea y en consecuencia del estilo para jugar.

En el equipo catalán Messi tiene a quien darle la pelota y cerca. Llámese Iniesta o Busquet o Rakitic. Ellos se la devuelven y le ofrecen, simultáneamente, espacio y liberación de marcación. Cuando vuelve a conseguir la pelota, sabe que Luis Suárez y Neymar, por no decir de memoria, están ubicados en sitios claros y propicios para terminar las jugadas o aprovechar los pases. El Barcelona tiene juego de conjunto y él es una pieza esencial.

En cambio, en Argentina es pieza única para producir juego de ataque. Lavezzi, Higuaín y hasta Agüero, no equiparan lo que hacen los dos delanteros del Barcelona. O no entienden a qué juega Messi, a quien se le ve preocupado por transportar el balón y casi en maniobra individual arrimar al gol.

Ni Benega ni Biglia se parecen a Iniesta y compañía y de allí que se eche el equipo al hombro y se responsabilice de los logros. Es probable que regrese después de esa plegaria enorme. Lo que no se sabe es si el técnico, sea quien sea, le consiga compañía que comulgue con sus ideas de jugar y hacer jugar.

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