Publicidad

Mi madre, internet y basura

Luis Carlos Vélez
01 de noviembre de 2015 - 09:39 p. m.

Mi madre no ha sido particularmente pegada a la tecnología, de hecho siempre les huyó a los computadores y a los correos electrónicos.

Recuerdo que hace años le abrimos uno para que pudiéramos tener contacto cuando yo estudiaba en Boston y perdió la clave, así que me tocó seguir comprando tarjetas telefónicas para llamar a Colombia. Debo confesar que entonces me parecía un poco negligente de su parte, ya que si ella aprendía a manejar el computador y mantener correspondencia electrónica gratis conmigo, yo hubiera podido destinar el dinero de las tarjetas para otras actividades no necesariamente académicas.

Sin embargo, a medida que la tecnología ha evolucionado y todo se ha hecho más fácil de manejar, ella ha venido adentrándose en el mundo de la tecnología. Ahora es la genio de Whatsapp. La primera que nos escribe por la mañana y la última que lo hace por la noche. Es la maga de las caritas felices y los corazones. Incluso hace unos meses me sorprendió con una llamada por Facetime que me dio pena rechazar cuando estaba en plena junta editorial, a la cual no le pude bajar el volumen rápidamente y de la que se alcanzó a escuchar alto y claro al frente de mi equipo: “¿Hola papito me ves?”. Sí mamita, te veo, y todos mis compañeros de trabajo, a los que estoy tratando de convencer de que no soy tan joven como parezco también.

Pero ella, sus amigas y otras personas que conozco de su edad, que antes no parecían estar tan interesadas en las noticias o en los chismes políticos, de un momento a otro se han vuelto serios inquisidores sobre la realidad nacional e internacional. Creen que como soy periodista debo tener respuestas precisas sobre lo que les llega en las redes sociales o leen en los perfiles de Facebook. Es ahí donde me he dado cuenta de la cantidad de basura, mentiras o noticias infundadas que les llegan. Videos, fotos, montajes, memes e incluso artículos elaborados en plataformas que imitan portales de marcas reconocidas de noticias se multiplican y comparten peligrosamente en la red. Muchos todavía creen que por el solo hecho de que un escrito, registro fotográfico o fílmico esté publicado en algún lugar de la red tiene algo de validación y verdad. La realidad es que no. Que salga en Twitter, Facebook u otras plataformas no significa que inmediatamente se trate de algo real. Por eso, hoy más que nunca la fuente es fundamental. Facebook no es una fuente. Youtube no es una fuente. Twitter no es una fuente. La gente que lo pone tal vez lo es si su contenido es propio. Una vez identificado el origen, se empieza el análisis de credibilidad. Tal vez a usted le parezca muy simple esto, pero haga una revisión de medios tradicionales que aún siguen validando y atribuyendo como fuente a Facebook o Youtube, para que se dé cuenta de que no todos lo tienen tan claro como usted. Espero que mi mamá, después de leer este escrito, entienda que no todo lo que ve en las redes es cierto y es merecedor de compartir.

 

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar