Miraflores

J. William Pearl
01 de noviembre de 2016 - 03:49 a. m.

La crisis en Venezuela llegó a un nivel tan alto que pareciera que ahora sí la oposición se hará sentir; en el año 2002 marcharon hacia el palacio de Miraflores, dicha marcha terminó con muertos. La crisis lleva años y si el pueblo de Venezuela no hace algo, seguirán cada día en las mismas marchas de siempre.

Lo que comenzó hace ya 16 largos años con Chávez, no aguanta más, tanto en lo político como en lo económico. Si la oposición no actúa a fondo, no puede pretender que la comunidad internacional intervenga. El país (o le que queda de este) es de los venezolanos,  que  tienen que hacerse sentir, por cuanto hoy en día se ven divididos en la oposición y al parecer con ansias de poder y no por el interés en lograr solamente una plena democracia ¿Está cansado el mundo de ver que en Venezuela es muy poco lo que sucede?

No  cabe duda que en parte lo que  buscaba  el esquema político de Chávez era igualar a quienes tienen menores ingresos frente a los de mayores. En ese sentido es apenas natural decir que las diferencias eran y siguen siendo muy marcadas. En Venezuela, como en muchos países,  sólo unos pocos podían llegar a la cima de la pirámide y esto dio un giro de 180 grados. La realidad de ser un país muy rico con el precio del petróleo por los  99  dólares era muy lógica. La cobertura de la salud se amplió, llegó a sitios donde nunca habían siquiera visto un médico la población, los medicamentos se conseguían fácilmente, es decir, el sistema operaba para quienes más lo requerían. Otra cosa muy importante es que se empoderó al ciudadano; este llegó a sentirse una persona que valía, que servía y eso es muy importante luego de tantos años de olvido y maltrato.

Lo que comenzó perfectamente como una democracia,  lentamente  fue tornándose en otra cosa; fueron perdiéndose los derechos políticos,  el sistema judicial quedó en manos del gobierno y la Asamblea  y al final todos los poderes públicos quedaron en manos del gobierno. Hasta que al legislativo llegó la oposición, el gobierno envió el presupuesto  al “Congreso de la Patria"  y, posteriormente, el vicepresidente Aristóbulo Istúriz consignó el proyecto ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia”, El sistema tiene presos políticos, que representan lo que los ciudadanos no apoyan al gobierno. Están encarcelados injustamente Leopoldo López y muchos otros; es claro que el gobierno les teme, les tiene pavor, por cuanto sabe que tienen la razón, que Maduro resultó ser un inepto y la única manera por la que los pueden  intentar silenciar es esa.

Se cambió de los ricos tradicionales a los ricos de este régimen. Lo que pasa es que, como decía Julio César Turbay, “la corrupción, en sus justas proporciones”; pero como el que no ha visto a Dios, se obnubila, los nuevos en el poder creyeron verlo y se llevaron todo y más. El asunto más relevante es saber cuál es la razón de que un país siga en un régimen que cada día les corta un poco más la democracia, en el cual el sistema económico es un desastre. Los venezolanos tienen que entender que el mundo espera más de ellos y que ya se están cansando de la falta de unidad y decisión, que si no actúan pronto se quedarán sin país. No es una cosa fácil de lograr. Lamentablemente se vé que habrá victimas en la marcha del 3 de noviembre hasta Miraflores. Altísimo el costo de volver a la democracia, pero entre más lo aplacen, mayor será el número de muertos. El mundo ya se cansó  de que la “revolución” siga su curso y no pase nada. Si Venezuela de verdad quiere una democracia, tendrá que pagar el precio.

 

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