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Ni siquiera como perros

Felipe Zuleta Lleras
03 de abril de 2016 - 02:12 a. m.

Las imágenes que vimos esta semana de unos pequeños extendiendo sus manitas para que en ellas les pusieran un patacón y un pedacito de pollo son absolutamente aberrantes.

Estos niños estudian en un colegio en Aguachica (Cesar) y, por supuesto, eso debe pasar en muchísimos colegios del país.

Oímos a muchos de los funcionarios encargados del tema, empezando por el alcalde y todos se mostraron “sorprendidos”.

Anunciaron las famosas y nunca concluyentes investigaciones exhaustivas. La seria ministra de Educación, Gina Parody, se mostró aterrada y contó en Blu Radio que está luchando en contra de unas mafias inmensas que se tomaron el tema de la alimentación de los niños hace muchos años. La directora del ICBF, Cristina Plazas, anunció que ya puso las correspondientes denuncias penales. ¡Y así!

Este tema no es nuevo y de esto se viene hablando hace años. Y, como es previsible, en un Estado incapaz no ha pasado nada y seguramente no pasará porque quienes están detrás de esas empresas y fundaciones que proveen los alimentos a los niños son los políticos de las regiones. El Gobierno lo sabe, conoce sus nombres, los tiene identificados. Las autoridades de control también saben quiénes son estos ladrones miserables. ¡Y no pasa nada!

Mientras los niños de los colegios comen en las palmitas de sus manos, las mascotas de los ladrones dueños de estas empresas y fundaciones comen en sus elegantes platones.

Como si esto fuera poco, la ministra Parody, con la entereza que la caracteriza, también denunció esta semana que se están robando la plata de la educación de nuestros niños con profesores inexistentes y niños fantasmas, por un monto aproximado a los 150 mil millones de pesos. ¿Cómo no enfurecerse con esto también?

A ver si entendimos. Se roban la plata de los niños que se entrega para su alimentación, se roban la plata de los niños para su educación, se roban la plata de la salud de los colombianos, se roban las regalías, y así.

Se siguen muriendo niños por desnutrición; según las estadísticas, 21 han fallecido en lo corrido del año. Los funcionarios se siguen rasgando las vestiduras, se lanzan planes, se anuncian investigaciones exhaustivas, se pronuncian los órganos de control. Y seguimos en lo mismo.

Realmente es triste y desolador y produce mucha rabia. Los políticos corruptos y sus mafias se pavonean y contratan como les da la gana. Se tumban la plata de nuestros niños en frente de todo el país.

Ellos frescos porque saben que la indignación es temporal porque los medios olvidan estos temas y las investigaciones no conducen a nada. El Gobierno en cabeza del presidente dice que no admitirá las mafias de los alimentos. Todos dicen, todos anuncian y al final, nada.

No suelo escribir las columnas con rabia, entre otras cosas para no cometer injusticias en contra de los mencionados, pero en lo que tiene que ver con los políticos pícaros dueños de estas empresas y fundaciones solo puedo decirles una palabra: Malparidos.

 

 

 

 

 

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